¿Cómo se sienten en España?
Creo que en lo más profundo de mí que en España la gente pilla nuestro mensaje y nuestra ironía. Y que todas aquellas cuestiones sobre las que tratamos en nuestras canciones se traducen a la vida de la gente ahora más que nunca. En general, cuando empezamos a ir a Europa, el único lugar donde teníamos un público grande era Alemania. Pero a medida que empezamos a bajar a España, fue creciendo nuestra audiencia allí. Y nos dimos cuenta de que la parte californiana del sur de nuestra banda, que es sin duda la más divertida, es aquella con la que los fans españoles conectaban más [Risas].
Esta gira se titula ’45 Years Doing What You Want’. ¿Han podido hacer siempre lo que han querido, incluso cuando estaban en una multinacional como Atlantic, en la segunda mitad de los noventa?
Sí, pero no fue fácil. Mucha gente comete el error de pensar que ser do it yourself es una elección. Y nunca lo fue: nadie nos quería. Todos esos años de trabajar, girar y editar nuestros discos no fueron fáciles, pero hicimos lo que quisimos. En retrospectiva, mirando atrás a estos 45 años, parece fácil, pero solo porque funcionó [Risas]. Creo que, si no hubiéramos tenido el éxito popular que conseguimos, nos hubiéramos seguido divirtiendo haciendo las cosas a nuestra manera.
Mucha gente comete el error de pensar que ser do it yourself es una elección. Y nunca lo fue: nadie nos quería
¿Podían siquiera imaginar una trayectoria tan exitosa en 1980? Usted entonces sólo tenía 16 años.
Aún lo creo imposible. Cuando éramos críos, para mí esto era una forma de no ser devorados por la sociedad al salir del colegio. Meternos en el garaje de Greg Graffin y escribir canciones era nuestro modo de escondernos de toda esa gente a la que no queríamos ni ver. Cuando tuvimos seis canciones escritas, grabamos una cinta y empezamos a preguntarnos cuán largos podrían ser nuestros conciertos [Risas]. Greg fue quien nos inculcó la idea de que como banda debíamos fijarnos objetivos modestos, que estuvieran a nuestro alcance: era la única forma de sentir que siempre teníamos éxito. Nuestra primera meta fue escribir diez canciones. La siguiente, hacer un concierto. Empezamos a marcarnos esos objetivos sin pensar en si estaríamos juntos durante tres, cuatro o cinco años. Ni siquiera pensábamos entonces en montar un sello discográfico. Nuestra idea era firmar por una discográfica de las que ya existían, como hacía todo el mundo. Al no ocurrir, fue el paso lógico.
¿Cómo se sintieron cuando en los años noventa bandas como Green Day, The Offspring, Lagwagon o NOFX empezaron a triunfar desde unos presupuestos tan similares a los que habían defendido ustedes? Supongo que pensarían que tenían razón desde un principio.
Sí, exacto, la mejor forma de expresarlo es sentir que estábamos en lo correcto desde el principio. Aunque nuestros padres no pensaran lo mismo [Risas]. Ellos creían que estábamos perdiendo el tiempo. De un modo extraño, las dos bandas que estaban en aquel momento haciendo lo mismo eran Bad Religion con Epitaph y Fugazi con Discord. Esos dos grupos, aunque no hicieran lo mismo, seguían la misma trayectoria. Sé los discos que vendían y todo lo que hacían. Teníamos una sana competición con ellos, entre la costa oeste y la este, preguntándonos cuán grandes podríamos ser. Porque en aquel momento las cosas empezaron a crecer de un modo que nunca pudimos imaginar. Y cuando salió ‘Nevermind’ (1991), de Nirvana, todo cambió.
Ya que menciona a Nirvana: ¿Cómo se sienten cuando algunos de esos grupos que le he mencionado antes acabaron vendiendo muchos más discos que ustedes? Los pupilos superaron en ventas a los maestros, tal y como les ocurrió a Nirvana respecto a Pixies.
Bueno, en primer lugar, nos llevaron con ellos de gira. Crecieron y vendieron más discos que nosotros, sí, pero estoy súper agradecido de que eso nos diera la oportunidad de incrementar nuestra popularidad gracias a ellos. Cuando Green Day lo estaban petando y estaban en todos los medios, en casi todas las entrevistas mencionaban a Bad Religion. Tuvimos más presencia en la prensa que casi ninguna otra banda, excepto los propios Green Day. Nos sentimos muy agradecidos de que nos mencionaran como una influencia. Recuerdo que entonces me preguntaban lo mismo que tú: si nos cabreaba que ellos vendieran más. Y yo les contestaba que eso era demasiado degradante para nuestros fans. La gente a la que le gusta Bad Religion es demasiado importante como para decirles que no son suficientes. Decirnos a nosotros mismos que deberíamos querer más, que deberíamos tener lo mismo, o más, que Green Day, hubiera sido minimizar todo el esfuerzo que hemos puesto en nuestra banda. La única emoción que podíamos tener entonces es gratitud.
¿Cuál cree que es su mejor álbum, o el más determinante?
Es difícil. Para mí, no es tanto la música como el recuerdo del momento. Cuando hicimos ‘Suffer’ (1988), no había ningún motivo para que existiéramos ni para que hiciéramos aquel disco, pero entramos en los estudios West Beach comportándonos como si fuéramos científicos locos, a ver lo que salía. Nos dimos cuenta de que lo que estábamos haciendo era jodidamente bueno, sin saber decir por qué. Y pensábamos que a nadie le interesaría. Pero quedamos muy contentos. No vendió mucho cuando salió, pero nos sentimos muy satisfechos. Esa emoción, esa mentalidad, es por lo que creo que aquella época fue tan importante. Pero es algo que también nos ocurrió con ‘The Process of Belief’ (2002): nuestro avión había chocado contra el suelo tras entrar en la vorágine de una gran discográfica y hacer videoclips, nadie vino al estudio a saludar, a nadie le importaba lo que estábamos haciendo, y una vez más tuvimos que ponernos en modo científico loco para hacer un disco solo para nosotros, en la creencia de que nadie lo estaba esperando.
Odio utilizar la palabra «importante», porque no quiero parecer prepotente, pero siento que hacemos algo que tiene un valor y una significación
El último es ‘Age of Unreason’ (2019), que trataba temas entonces de actualidad, como el ascenso de la extrema derecha.
En 2019 advertimos un giro político en el mundo, hacia la derecha y los nacionalismos. La pandemia lo aclaró, en muchos sentidos. Y ahora estamos sufriendo las consecuencias de lo que ya se advertía entonces. Ahora estamos escribiendo para un próximo álbum, aunque no sabemos cuándo saldrá: ese es nuestro lujo, no necesitamos publicar un nuevo disco. Escribimos en base a esas ideologías sociales que siempre nos ha importado compartir. Y la forma en la que el mundo y la sociedad están actuando en este momento es exactamente lo que hace que estar en esta banda… odio utilizar la palabra «importante», porque no quiero parecer prepotente, pero siento que hacemos algo que tiene un valor y una significación.
Suscríbete para seguir leyendo