Yolanda Onandi, que coordina el grupo de trabajo e igualdad y género en el Colegio Oficial de Psicología de la Región, tiene claro que «el maltratador no nace, sino que se hace». La experta atiende a La Opinión a raíz del crimen de Nadia en Llano de Brujas, primer asesinato de violencia vicaria en la Comunidad y en España en 2025.
¿Hay signos para detectar que un menor podría estar en peligro de sufrir violencia vicaria?
Signos como tal, no hay. En realidad, cualquier hijo, en una situación de violencia de género, es una potencial víctima. Hay que tener en cuenta que solamente una de cada cuatro mujeres que sufre violencia de género denuncia. Y los menores que están en esas familias pueden ser víctimas. Hay signos, pero no en los menores, sino en el hombre violento.
¿Qué secuelas tiene en un menor el sufrir agresiones por parte de una figura tan importante como un padre o padrastro?
Las secuelas, los traumas que van a ser visibles, pasan por la desorientación, conductas disfuncionales, llamadas de atención, falta de un buen rendimiento académicos, estar tristes, alterados… Pero, ¿qué provoca estas secuelas? Que hay situaciones de tensión y la propia casa, que debería ser un entorno de protección, se convierte en un entorno de hostilidad. Este progenitor llega a casa violento, y el menor se va a su habitación y deja a su madre con él, ha aprendido a hacer eso. Y , en su habitación, se pone los cascos. Cuando sale del aislamiento, se encuentra con lo que ha ocurrido.
Hay mujeres que permanecen en la situación de violencia, sin denuncia, porque creen que es la manera de proteger a los menores
¿Se puede reinsertar un maltratador que atenta contra sus hijos o los hijos de su pareja?
Sí. Yo interpreto que el maltratador no nace, sino que se hace. Ha aprendido a ser un hombre violento, y eso se puede desaprender. Pero hace falta reflexión, revisión y cuestionamiento. Debería haber más programas, talleres, en los que trabajar con estos hombres violentos, para que puedan ejercer una paternidad responsable. De repente, queremos convertir a estos progenitores violentos en padres, cuando han sido padres ausentes que no van a los centros educativos ni a las revisiones médicas, que no acompañan a las actividades extraescolares. Yo distingo: hombre es una entidad y hombre violento es otra, no todos los hombres son maltratadores.
¿Por qué no se suspenden las visitas de los condenados por violencia machista a los niños?
La ley contempla perfectamente que se suspendan las visitas, pero hay una interpretación de la ley. Los agentes judiciales tienen que entender lo que esta ocurriendo y tiene que haber una empatía que no se produce si no hay una perspectiva de género en estos agentes judiciales: sin ella, no se contempla la suspension de las visitas ni la retirada de la patria potestad. No se trata de que los agentes judiciales se formen, se trata de que cale. ¿Se le deberían retirar a todo maltratador las visitas? En la ley se contempla. Lo que urge es que asistan a un taller para aprender a ser padre.
Onandi, del grupo de trabajo e igualdad y género en el Colegio de Psicología de la Región, el viernes en Murcia. / Israel Sánchez
¿Qué pasa con los casos que están fuera del sistema, cuando no hay denuncias?
Muchas veces estas mujeres están fuera del sistema porque, mientras ellas están presentes, no se está exponiendo a los menores a que estén a solas con ese progenitor: ellas permanecen en la situación de violencia, sin denuncia, porque creen que es la manera de proteger a los menores. Esta fallando el sistema, estamos fallando, no estamos protegiendo. Los menores no tienen necesidad de mentir, vamos a escucharlos.
¿No los escuchamos?
Hay un cuestionamiento social generalizado: los menores habrán exagerado, no será para tanto… Siempre estamos cuestionando la credibilidad de ese menor.