Siempre hubo grisú, pero se controlaba…

El accidente del pasado lunes en la mina de Cerredo, con cinco muertos y cuatro heridos, aparentemente por una explosión de grisú, ha dejado al valle de Degaña «conmocionado» y sumido en la tristeza. Evidentemente, tristeza por los fallecidos, pero sobre todo porque este accidente es la puntilla para una actividad que un día le dio la vida a esta comarca. Ya no hay forma de imaginar un futuro para la minería en esta localidad. «Éramos 500 mineros, aquello sí que era una empresa de verdad. Luego entró Victorino y empezó a fastidiarlo todo. Fue el que cerró todas las minas. Y ahora este accidente. Es una pena, porque ahora sí que se va a cerrar para siempre», comentó Alfredo Chacón Fernández, antiguo picador de la mina, que luego regentó un bar con pensión en Cerredo.

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