Aunque no lo parezca, tu nevera podría contener productos o materiales que representan un riesgo para la salud. Algunos de ellos están presentes en objetos cotidianos, como los envases para conservar comida o las botellas de plástico reutilizables.
BPA: una sustancia a evitar
Uno de los principales elementos bajo sospecha es el bisfenol A, más conocido como BPA. Esta sustancia química se empezó a usar en los años 60 para fabricar plásticos y recubrimientos metálicos. Marcas conocidas, como Tupperware, han empleado este material en la producción de botellas, recipientes y otros productos.
Según la Clínica Mayo, el BPA también puede encontrarse en el interior de latas de alimentos, tapas de botellas y tuberías. El problema surge cuando la comida entra en contacto con estos materiales, ya que puede absorber pequeñas cantidades del químico.
La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) considera que las dosis bajas son seguras, pero en 2012 y 2013 modificó las regulaciones para prohibir el uso de resinas de policarbonato con BPA en productos dirigidos a bebés, como biberones, vasos con boquilla y envases para leche maternizada. Sin embargo, la medida se tomó porque los fabricantes ya habían dejado de usarlo, no por razones de seguridad.

Posibles efectos en la salud
Aunque aún se investiga el alcance real de los efectos del BPA en el organismo, algunos estudios apuntan a que puede afectar el desarrollo del cerebro y la próstata en fetos y niños pequeños. También se ha sugerido una posible relación entre el BPA y el aumento de la presión arterial en adultos.
Por eso, expertos de la Universidad de Harvard recomiendan reducir la exposición a este compuesto. Para ello, aconsejan consumir más alimentos frescos en lugar de conservas, y optar por envases y botellas sin BPA.
Otra recomendación es evitar calentar plásticos en el microondas o lavarlos en el lavavajillas, ya que el calor puede deteriorar el material y facilitar que la sustancia pase a los alimentos. Materiales como el vidrio, el acero inoxidable o la cerámica son opciones más seguras, según el medio Eat This.

El rincón más sucio del frigorífico
Más allá de los materiales de los envases, también es importante mantener una buena higiene en el interior del frigorífico. Un estudio realizado por una fundación científica estadounidense concluyó que el compartimento más sucio suele ser el cajón donde se guardan las frutas y verduras.
La razón principal es que muchas personas no lavan estos alimentos antes de meterlos en la nevera, ya que al hacerlo se aceleraría su deterioro. Esto provoca que se acumulen restos de tierra, bacterias o humedad en esa zona del electrodoméstico.
Limpiar este cajón no requiere descongelar todo el frigorífico. Basta con retirarlo, vaciarlo y pasar un paño con un desinfectante, como una mezcla de agua y vinagre. Después, solo hay que secarlo bien con un trapo limpio antes de volver a colocarlo en su sitio.
Mantener el frigorífico limpio y prestar atención a los materiales que usamos para guardar la comida son dos medidas sencillas que pueden ayudarnos a reducir riesgos en la cocina.
