con un implante cerebral y un avatar digital

Una tarde de 2005 la vida
de Ann cambió para siempre. La canadiense sufrió un ictus del
tronco encefálico que la dejó gravemente paralizada, perdiendo el
control de todos sus músculos y sin poder respirar.

 Ann tenía 30 años, casada desde hacía 20 años y con una hija de 13 meses y un hijastro
de 8 años y era profesora de matemáticas de secundaria de Canadá.

18 años después, Ann ha
vuelto a hablar
gracias a implante cerebral desarrollado por
investigadores de la Universidad de California en San Francisco y la
Universidad de California en Berkeley
, con los que la canadiense ha
estado colaborando.

Fuente