El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. EP
Desde que se gestó la idea de la guerra arancelaria, en Moncloa se han cuidado de pisar el acelerador. No sólo por afrontar un terreno ignoto ante la principal potencia mundial, encabezada de nuevo por un Donald Trump ávido de poder, sino porque están firmemente convencidos de que la respuesta del Gobierno de España ha de ir de la mano de la Unión Europea. Por ello, hasta que a las 05:00 horas de este jueves Ursula von der Leyen no verbalizaba su reacción, los muros del Complejo presidencial han contenido cualquier tipo de reacción. Hasta ahora, a escasos minutos de que el presidente desgrane su plan de respuesta, fuentes del Ejecutivo avanzan que se “activarán los instrumentos comerciales y financieros” de los que disponga el Estado para el despliegue de un blindaje de “protección inmediata” y una “estrategia de relanzamiento de los sectores afectados”.
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