De nada sirve incrementar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y reducir la jornada laboral si ambas mejoras «fatigan a las empresas». Esa es la tesis defendida este miércoles en el Parlamento por el vicepresidente y consejero de Economía, Manuel Domínguez: «Sí hay que tomar medidas para que se puedan mejorar las condiciones laborales en nuestra tierra, pero que no fatiguen a la empresa porque, en definitiva, habrá una subida salarial que no la podrá cobrar nadie porque no se genera empleo».
Domínguez, que compareció en la Cámara regional para responder a la pregunta del diputado y alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, sobre el informe de la CEOE que dice que las pymes isleñas están al máximo de sus posibilidades, lo que vaticina una ralentización del crecimiento del empleo, mostró su «preocupación» porque las conclusiones de la patronal muestran un escenario que «se veía venir».
El ‘número dos’ del gabinete y responsable de la cartera económica insistió en que el último informe de la CEOE ratifica la estrategia del Gobierno de Canarias, pues el camino es «dar músculo a las empresas y ayudar a su internacionalización y digitalización», sobre todo porque en las Islas es «muy elevada la cifra microempresas, con pocos o sin ningún trabajador».
Para Domínguez, desde el Gobierno de España se ha actuado «sin consenso» con las pymes para elevar el SMI y reducir la jornada laboral «moviendo las fichas del dominó y descolocándolas» y, adelantándose a las posibles críticas acusándole «de forma sesgada» de que está en contra de esas mejoras, dijo que «eso es falso porque lo que este Gobierno quiere es vincular esas medidas a la mejora de la productividad».
A pesar de que el Producto Interior Bruto (PIB) canario para 2025 estará «por encima del 2%, lo que significa más posibilidades de creación de empleo», y que el paro descendió el 4,61% en los últimos doce meses, dijo que «los momentos dulces pueden terminar, y puede que la evolución sea desfavorable el próximo año» por culpa del nuevo escenario internacional: «Nos preocupa cuál será la evolución en 2026 respecto al PIB, porque situarnos por debajo del 2% puede suponer un problema».
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