Ya saben, ese lugar que nunca decepciona, lleno de color, movimiento y una mezcla irresistible de olores, sabores y acentos. Siempre hay algo nuevo que descubrir y esta vez no fue la excepción.
Habíamos reservado en uno de los puestos de la planta baja, donde la pescadería, que se llama Tajogaite y está regentado por Enrique Gómez. Aunque el nombre ya apuntaba maneras —haciendo honor al volcán joven de La Palma—, lo que realmente nos sorprendió fue su propuesta de vinos y su ambiente acogedor, casi secreto.
Nos sentamos en una mesa larga, éramos 9 y comenzó el festival. Catamos una selección de vinos que no esperábamos encontrar en un mercado, y mucho menos todos juntos en un mismo puesto. Desde el Viñátigo Pet Nat Blanco, vibrante y perfecto para abrir boca, hasta el elegante y mineral Piedra Fluida Blanco, pasando por el siempre interesante Botijo Blanco, que nos sacó más de una sonrisa por su nombre y su frescura.
Pero ahí no acababa la cosa: nos sacaron una magnum de Tricó y otra de Tricó Nicolás, dos blancos gallegos que brillaron por su complejidad y personalidad. Y por si fuera poco, cerramos con una copa de champagne Pommery, invitación de la casa, que fue como la uinda chispeante de una experiencia redonda.
Lo que empezó con vino y acabó en festín
Tartar de atún con huevo. / Mulchand Chanrai
Más allá de la selección de vinos, he de decir que comimos muy bien, de verdad. Justo ha comenzado la temporada del atún patudo, y pudimos disfrutarlo en dos cortes: un sashimi impecable de atún rojo akami y atún toro y un tartar sabroso, con su huevo frito como corresponde.
También probamos una deliciosa ensaladilla de batata y unas buenas garbanzas, eso sí, pelín faltos de sal. Para redondear la experiencia, del puesto de Nicomedes, nos trajimos unos berberechos y unas gambas rojas que eran un auténtico lujo.

Cortes de atún patudo. / Mulchand Chanrai
No solo fue una cata, fue un viaje. Y lo mejor es que todo ocurrió dentro de un mercado al que vamos mil veces, pero que todavía consigue sorprendernos. Tajogaite se ha convertido desde ya en uno de nuestros rincones favoritos del mercado. Un sitio para repetir. Así que si te gustan los vinos con alma, las sorpresas en formato pequeño y los rincones con encanto, ya sabes dónde tienes que ir.
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