Siguiendo una directriz de la Comisión Europea, el Gobierno de Pedro Sánchez se encontraba preparando el kit de supervivencia para que cada individuo y familia española estén preparados en caso de una contingencia bélica (guerra) cuando trascendió la noticia y una llamada terminante de Miriam Nogueras a La Moncloa paralizó la decisión. A le media hora Junts per Catalunya emitió un comunicado advirtiendo que no toleraría que el Gobierno español preparara el kit de supervivencia de Cataluña.
«Una vez más, tristemente, comprobamos que el colonialismo españolista no tiene límites y pretende incluso dar lecciones de alimentación de emergencia al pueblo que mejor sabe comer de Europa y tal vez del mundo». Por la tarde una manifestación de, al menos, 110 personas se mostró en contra del «kit españolista» portando una pancarta que rezaba Tot catalán és un gourmet per haver nascut a Catalunya.
Al día siguiente la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, se felicitó por el acuerdo alcanzado con Junts: cada comunidad autónoma se encargaría del kit de supervivencia para los ciudadanos de sus respectivos territorios «de acuerdo con las peculiaridades de su identidad cultural». Para Nogueras no fue suficiente. Por la noche, sin embargo, y después de varias horas de dura negociación, se alcanzó un consenso definitivo: cada comunidad autonómica – según el trasnochado lenguaje de la Constitución borbónica– elaboraría su kit de supervivencia, pero en todas se incluiría una butifarra o, en su defecto, doscientos gramos de fuet de Vic.
El encargo del kit no fue nada fácil para el Gobierno de Canarias. Las discusiones fueron interminables. AHI estuvo a punto de retirar su apoyo al Ejecutivo porque Nieves Lady Barreto insistió en que el kit debería incluir un surtido de rapaduras, mientras Raúl Acosta defendía el mayor valor proteínico de la quesadilla. Propuestas como la de Alfonso Cabello, viceconsejero de Presidencia, para incluir una peluca de carnaval y una botella de Santa Teresa fueron obviadas.
Mario Cabrera coló un queso, pero Migdalia Machín no pudo meter a un primo suyo –un Machín, obviamente– por problemas de espacio. Respecto al PP, Manuel Domínguez explicó en el consejo de gobierno que no todo era alimento físico, sino también debía considerarse el apoyo psicológico y emocional, y solicitó y consiguió que en cada kit figurase una foto suya con una cariñosa dedicatoria. En un pleno inolvidable Sebastián Franquis anunció la ausencia de la carne de cabra «con toda seguridad porque es el plato favorito de Ángel Víctor Torres… No saben cómo acabar con él…».
Finalmente el llamado zurrón de supervivencia del Gobierno de Canarias, que se entregará o después del verano o cuando estalle la guerra (lo que ocurra antes) incluirá los siguientes ítems:
– Dos latas de Clipper y cuatro botellines de Dorada Especial.
– Dos bocadillos de pollo de El Imperial
– Dos hamburguesas con papas locas de Pepe Chiringo.
– Un perrito de Casa Peter con guasacaca.
– Media rapadura y media quesadilla.
– Un queso de La Pastora.
– Una foto dedicada («canarios y canarias bienvenidos todos y todas al apocalipsis») de Manuel Domínguez.
– Una selección de los chistes más incomparables de En Clave de Ja (aprovechando que no habrá suministro eléctrico).
– Una manilla de plátanos criogenizada y dos higos picos.
– Una ropa vieja de pulpo.
– Un tarrito de mojo y tres papas francamente bonitas.
– Un gorro de papel metáli- co para protegerse de las radiaciones.
– La butifarra.
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