El Fokker Dr.I fue clave en la leyenda del Barón Rojo en 1917

Este triplano alemán ganó notoriedad por su agilidad y por ser el avión que pilotó Manfred von Richthofen, el Barón Rojo, durante la Primera Guerra Mundial.

El diseño del Dr.I surgió como respuesta al triplano británico

El Fokker Dr.I se convirtió en un símbolo icónico de la aviación militar alemana en 1918, más por los pilotos que lo utilizaron que por sus especificaciones técnicas. Introducido en 1917 por Fokker-Flugzeugwerke, surgió como una alternativa al exitoso Sopwith Triplane británico, que había demostrado una maniobrabilidad superior en el frente occidental.

El desarrollo de este avión comenzó cuando Anthony Fokker visitó el escuadrón Jasta 11 y examinó un triplano enemigo capturado. A partir de esa experiencia, instruyó a Reinhold Platz para crear un diseño propio. A pesar de no haber tenido acceso directo a la aeronave británica, Platz desarrolló varios prototipos que culminaron en el modelo V.5, con ailerones equilibrados y puntales interplanares que mejoraban la rigidez de las alas.

Los primeros ejemplares de preproducción, denominados F.I, fueron enviados a Jastas 10 y 11 en agosto de 1917 para evaluación en combate. Estos aviones sentaron las bases del modelo de producción definitiva, el Dr.I, que pronto sería asociado con los principales ases del Imperio Alemán.

Con una estructura compacta y tres alas superpuestas, el Dr.I ofrecía una maniobrabilidad excepcional, aunque su velocidad máxima de 185 km/h lo dejaba en desventaja frente a cazas enemigos más rápidos como el SPAD S.XIII o el Sopwith Camel.

Fokker Dr.I: El triplano de la Primera Guerra Mundial

Especificaciones técnicas destacadas del Fokker Dr.I

  • Motor: Oberursel Ur.II rotativo de 110 hp (copia del Le Rhône 9J francés)
  • Armamento: dos ametralladoras Spandau de 7,92 mm sincronizadas
  • Velocidad máxima: 185 km/h
  • Altura de servicio: rendimiento limitado a mayores altitudes
  • Diseño: configuración triplano con gran sustentación en espacio reducido
  • Capacidad de ascenso: notable, ideal para giros cerrados y maniobras evasivas
  • Problemas recurrentes: fallos estructurales en las alas y baja fiabilidad mecánica
  • Unidades fabricadas: solo 320 antes del cese de producción en mayo de 1918

El Barón Rojo consolidó su leyenda volando un Fokker Dr.I

Manfred von Richthofen, el as más letal de la Primera Guerra Mundial, adoptó el Dr.I a finales de 1917, pintándolo de rojo y transformándolo en un símbolo inconfundible del “Circo Volador”. Antes de eso, ya había acumulado numerosas victorias volando un Albatros D.III, pero fue con el triplano que logró sus últimas 18 victorias.

Su primer combate con el prototipo F.I 102/17 se produjo el 1 de septiembre de 1917, cuando derribó dos aviones enemigos en pocos días. Este desempeño lo llevó a recomendar su adopción generalizada, impulsando la producción en masa del modelo definitivo Dr.I.

A diferencia de otros pilotos que buscaban la gloria personal, Richthofen mantenía una disciplina táctica, dando prioridad a la eficiencia operativa y a la seguridad de sus subordinados. Su enfoque metódico elevó el rendimiento del Dr.I por encima de sus limitaciones técnicas.

La conexión entre Richthofen y el triplano quedó sellada de forma definitiva el 21 de abril de 1918, cuando fue abatido durante un combate sobre el frente del Somme, mientras pilotaba un Dr.I persiguiendo a un Sopwith Camel.

Problemas estructurales limitaron el uso prolongado del Dr.I

A pesar de su eficacia en manos expertas, el Dr.I sufrió fallos estructurales críticos que redujeron su vida útil operativa. En octubre de 1917, fue retirado temporalmente tras varios accidentes fatales que revelaron defectos en el borde de ataque del ala superior.

Las investigaciones atribuyeron estos fallos a una combinación de mala calidad de construcción y condiciones de humedad que afectaban las uniones de madera. Aunque Fokker implementó mejoras y el avión volvió al servicio en diciembre, los problemas persistieron.

Fokker Dr.I

Casos como el de Hans Joachim Wolff, quien logró aterrizar tras una falla en pleno vuelo, y el accidente de Lothar von Richthofen el 18 de marzo de 1918, mantuvieron la desconfianza en la seguridad del modelo.

Como resultado, la producción se interrumpió definitivamente en mayo de 1918. Para entonces, muchos escuadrones ya comenzaban a ser reequipados con el Fokker D.VII, un biplano más fiable y versátil.

El legado del Dr.I supera su escasa producción y servicio breve

Durante su breve uso activo —apenas ocho meses—, el Dr.I alcanzó su máximo despliegue en abril de 1918, con 171 unidades operativas. Sin embargo, la escasez de aceite de ricino afectó su desempeño, ya que el uso de lubricantes alternativos redujo la fiabilidad del motor rotativo Oberursel.

Hacia mediados de 1918, el triplano fue relegado a tareas de entrenamiento y defensa local. La llegada de aviones aliados mejor armados y más veloces relegó al Dr.I a un papel secundario, confirmando su obsolescencia técnica en los últimos meses de la guerra.

Aun así, su imagen permaneció grabada en la cultura popular. Modelos como el serial 152/17, en el que Richthofen obtuvo tres victorias, fueron exhibidos hasta su destrucción durante la Segunda Guerra Mundial. El ejemplar 528/17, usado en producciones cinematográficas, también desapareció décadas más tarde.

Actualmente, réplicas fieles mantienen viva la memoria del triplano, expuestas en museos y eventos aéreos, simbolizando una era de combate aéreo donde el valor individual y la destreza táctica aún prevalecían sobre la tecnología pura.

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