Instagram es la peor red social para la salud mental de los jóvenes, según decretó un estudio británico llevado a cabo por la Royal Society for Public Health (RSPH) en 2017. En 2023, EEUU registró un aluvión de denuncias contra Meta. Los fiscales de 41 estados acusaron al gigante tecnológico de usar tácticas de manipulación en Facebook e Instagram para generar adicción entre los niños, con el consiguiente perjuicio en su salud mental. Ahora, un estudio universitario revela que el impacto negativo de Instagram y de TikTok es mayor entre las chicas que entre los chicos. Ellos no se libran de la presión estética, pero la que sufren ellas es significativamente superior. La fiebre cosmética y rutinas de cuidado facial (‘skin care’) entre niñas y adolescentes así lo demuestran.
Realizado por investigadoras de la Universtitat Pompeu Fabra (UPF) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) a partir de una encuesta a más de mil adolescentes, el informe revela que las chicas que usan Instagram y TikTok valoran más negativamente que los chicos el impacto de estas redes sobre su bienestar psicológico. Entre otros motivos, porque ellas hacen un uso más intensivo de ambas aplicaciones y se sienten más observadas y presionadas por la imagen y el aspecto físico. Además, las adolescentes necesitan mayor validación por parte de los demás.
Publicada en ‘Revista de Comunicación’, la investigación analiza la percepción de los jóvenes sobre el impacto de las redes en muchos aspectos de su vida social. Por ejemplo, la pertenencia al grupo -algo básico en la adolescencia, donde las madres y los padres dejan de ser referente principal- y la capacidad de expresarse tal y como son.
Pertenencia al grupo
El estudio parte de un sondeo entre 1.043 adolescentes de toda España (mitad chicos y mitad chicas) con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años. De ellos, el 70,7% son usuarios de TikTok y el 63,8%, de Instagram. Los encuestados han valorado del 1 al 5 el impacto de las redes sobre nueve facetas de su vida social. Globalmente, los ítems mejor puntuados son la capacidad de organización colectiva (con un 3,52), la pertenencia al grupo (3,51) y la posibilidad de expresarse tal como son (3,48). El bienestar psicológico es el único aspecto en el que se dan diferencias relevantes entre chicos y chicas.
Los aspectos mejor puntuados son la capacidad de organización colectiva, la pertenencia al grupo y la posibilidad de expresarse tal y como son
La faceta con menos valoración tanto entre los chicos como entre las chicas es el bienestar psicológico y la comunicación con las personas adultas más cercanas (3,06 en ambos casos). Sin embargo, ellas puntúan con un 2,99 el bienestar psicológico frente al 3,31 de ellos. El resto de dimensiones valoradas son la habilidad para argumentar y debatir, la socialización entre iguales, la aceptación de las normas establecidas y la toma de decisiones y autonomía social.
Impacto neutro
En términos generales, el estudio indica que los jóvenes consideran que el uso de estas redes tiene un impacto neutro sobre sus vidas. Es decir, que los efectos negativos se ven contrarrestados por los positivos. Los encuestados, incluso, defienden ciertos efectos positivos del uso de las redes sobre su bienestar psicológico, por ejemplo, que les facilita la conexión y el apoyo y que les brinda espacios de debate con personas que atraviesan situaciones similares. Curiosamente, el estudio revela que los jóvenes perciben de forma más positiva el impacto de estas dos redes sobre su vida social cuando son usuarios de ellas que cuando no lo son.
Las autoras del estudio creen que la juventud tiene cierto desconocimiento del algoritmo de TikTok en cuanto a su capacidad de ofrecer contenidos personalizados
En el caso de TikTok, una de las tres dimensiones más valoradas por los jóvenes usuarios es la posibilidad de ser y expresarse tal como son (3,54). Según las autoras del estudio, esto podría confirmar que todavía existe entre la juventud cierto desconocimiento del algoritmo de TikTok en cuanto a su capacidad de ofrecer contenidos personalizados.
Roles de género
Lo que más valoran los jóvenes de TikTok es que las interacciones con otros usuarios les faciliten la comprensión y aceptación de las normas y convenciones sociales (3,56). Pero el estudio alerta de que esta tendencia resta capacidad crítica a los adolescentes respecto a las tradiciones sociales establecidas, por ejemplo en lo que se refiere a los roles de género. Las investigadoras alertan del “sesgo de género” de contenidos de esta red social como los sugeridos en la página ‘Para ti’, con importantes efectos sobre los adolescentes.
“Los contenidos sobre moda y belleza que el algoritmo suele ofrecer por defecto a las chicas, tienen una clara incidencia sobre su imagen corporal o la autoestima”, asegura Mònika Jiménez, investigadora del grupo Communication, Advertising and Society (CAS) del departamento de Comunicación de la UPF. “En el caso de los chicos -explica- el hecho de que los contenidos sugeridos estén muy relacionados con deportes y juegos de competición, con conductas a menudo agresivas, refuerzan la idea del hombre dominante vinculado a la masculinidad tóxica, con pocos espacios para mostrar sus emociones”. La otra investigadora principal del estudio, Mireia Montaña (UOC), añade que las adolescentes tienen una percepción más crítica y a menudo más negativa del impacto de las redes sociales en su bienestar posiblemente porque se exponen más intensamente y sienten más presión por la apariencia y la validación externa. “Esto apunta a una necesidad urgente de reforzar su educación emocional y mirada crítica en las redes», concluye la investigadora del grupo Aprendizaje, Medios de Comunicación y Entretenimiento (GAME) de los estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
“Hasta ahora no existen estudios que determinen hasta qué punto los adolescentes tienen herramientas para captar y afrontar las consecuencias de la dictadura algorítmica, por lo que es necesario analizar cuál es su capacidad real para hacerlo y, a partir de ahí, decidir las herramientas que necesitan”, concluye la investigadora de la UPF.