El recorrido del CB Gran Canaria en las tres competiciones de la pasada temporada acabó con unos desenlaces de partido para comerse las uñas. En la Copa del Rey cayó eliminado contra el Valencia tras jugar una prórroga a la que llegó de forma milagrosa en el último segundo con un triplazo de Brussino; en la Eurocup, Ben Lammers erró un triple desde el centro del campo ante el Besiktas a falta de cuatro segundos; y el Real Madrid dejó fuera de los Playoffs a los claretianos después de que AJ Slaughter decidiera jugarse otro triple a falta de 10 segundos para intentar revertir el 71-73 final. Lamentos que han quedado en el olvido este curso ante una versión fiable del Dreamland cuando el cronómetro llega a su fin y las papas queman.
La semana pasada el Gran Canaria Arena se convirtió en un acicate para los centros cardiológicos de la Isla. Entre Caleb Homesley dando una vida extra en la Eurocup con una canasta diseñada a falta de dos segundos del final frente al Bahcesehir y la bandeja que dejó Andrew Albicy frente al Unicaja con el reloj luciendo 2,6 segundos desde que Nico Brussino le pasó desde la línea lateral, la afición insular está surfeando un tsunami de felicidad al ver cómo su equipo este año sí le da las alegrías que en el pasado se traducían en lamentos.
Como se ha encargado de dejar claro Jaka Lakovic, por muchos Picassos que diseñe desde la pizarra, son los jugadores los encargados de llevar a cabo las heroicidades sobre la pista. La figura de los técnicos es la de comportarse como unos facilitdores de los escenarios que preambulan las escenografías que se tañen en la memoria.
Cuestión de jugadores
«Otro partido que ganan sobre la bocina. ¿La jugada era esta?», le preguntó la periodista de Movistar, Sara Giménez, a Lakovic después de que Albicy pusiera el 91-89 en el luminoso del Arena y diera rienda suelta al júbilo del Arena. «Eeeh [hace un largo titubeo]. Era la jugada, pero no cómo lo he pensado yo [sonríe]. Al final es lo que hemos hablado después del partido del Bahcesehir, no son las pizarras, son los jugadores los que hacen las pizarras. Me quito el sombrero por su esfuerzo», contestó el esloveno.
De esta forma se puede comprender que si es cuestión de los jugadores en sí, los de esta temporada son mejores que los que tenía el balcánico en su vestuario. Al menos en la parcela ofensiva, pues las noches heroicas de AJ Slaughter eran cuestión del pasado, y Sylven Landesberg se quedó en un par de brochazos de inspiración. Mucha distancia de lo que han podido ofrecer esta campaña Joe Thomasson y especialmente Caleb Homesley.
Cambio de dinámica
En cuanto a los nervios de acero del Gran Canaria en el ejercicio actual también se ha visto incrementado a niveles industriales. Los cuatro partidos que disputó el curso pasado con un final apretados, los que el marcador ofrece un intervalo de tres puntos arriba o abajo, supusieron una derrota. Todo lo contrario a lo que está ocurriendo en el presente.
El Unicaja en la jornada 18 se aprovechó de los despistes de Shurna cuando restaban 40,5 segundos y regaló el balón en un saque de fondo, y posteriormente con el mismo 80-77 del luminoso, AJ Slaughter erró un triple cuando sobraban 16,4 segundos para el final del encuentro. Acción que repitió en el Playoff contra el Real Madrid y que finalmente significó la eliminación claretiana tras caer en el segundo duelo de los cuartos de final.
Ya en la Eurocup cayó frente al Besiktas en los octavos con un marcador de 78-80 y con el triple desde 14 metros de Lammers. Un rival con el que se cruzó porque en la penúltima jornada de la fase de clasificación cayó frente al Cluj Napoca por 111-113 al ceder un palmeo de Emanuel Cate y que finalmente fuera también Slaughter el que fallara un triple para intentar ganar el choque.
Pero se acabaron los lamentos en la campaña 2024-25. El Granca tan solo ha perdido dos partidos de cinco apretados en la Liga Endesa, mientras que en la Eurocup los números son prácticamente brillantes con ocho triunfos en nueve envites con el desfibrilador lleno de energía.
Partidos ganados y perdidos por menos de tres puntos en 2024 y 2025 / LP
Al Casademont Zaragoza le ganó el Dreamland por 96-94 gracias a un tiro libre que transformó Andrew Albicy y que posteriormente George Conditt pusiera un tapón a Trae Bell-Haynes cuando restaban 5,2 segundos para la conclusión de un choque que intentó empatar el base del conjunto aragonés con un tiro sobre la bocina que repelió el aro.
Victoria ante el líder
La siguiente jornada fue otra defensa coodinada lo que permitió vencer al Valencia por 97-94. Brussino no falló desde la línea de tiros libres para aumentar la distancia que acortó Sestina con su octavo triple de la tarde y que finalmente Jean Montero errase desde más allá del arco.
Gestas que no se pudieron lograr contra el Barça en un final cargado de polémica por una falta en ataque señalada a Albicy sobre Kevin Punter y que anteriormente Caleb Homesley hubiese puesto en bandeja de plata el triunfo culé. Momentos de incertidumbre que tampoco fueron positivos en el derbi canario ya que Fitipaldo metió sus dos tiros libres a falta de 1,8 segundos y Pierre Pelos no pudiera ni tocar aro para intentar desde el centro del campo igualar el 67-70.
Europa, territorio Granca
Sin embargo, si es cuestión de fiabilidad en los momentos en los que la pelota quema, esos a los que los norteamericanos denominan clutch, Europa se ha convertido en territorio seguro para los claretianos. Solo el Vilnius Wolves ha sido capaz de desestabilizar al Dreamland cuando apretaban las cifras en el ábaco (66-68).
Sin duda la gesta que pasara al recuerdo con el paso de los años será la canasta ganadora de Homesley frente al Bahcesehir el pasado viernes, pero detrás de ese 2+1 hay un camino de victorias en los que la frialdad se impuso al nerviosismo.
«Era la jugada, pero no cómo lo he pensado yo; al final son los jugadores los que hacen las pizarras», resaltó Lakovic
En las tres primeras jornadas ganaron al Trento, Buducnost y Bahcesehir por tres puntos; entre la sexta y la octava fecha ganó al Joventut y el Besiktas por dos puntos, lo mismo por lo que cayó con el Wolves; mientras que cerró la fase de grupos ganando por tres al Trefl Sopot y superó los cuartos de final ante el Hapoel Jerusalem por la separación de un triple (Ganó al Venezia en octavos por 84-80).
Ahora queda por comprobar si de aquí al final de temporada se le siguen presentando momentos ardientes al Gran Canaria, si Lakovic continúa con sus lienzos dignos de ingresar en el Museo del Prado, y si los jugadores, que son los responsables de entregar tanta emoción a la hinchada, pueden seguir siendo tan fiables como hasta la fecha.