Tras anunciar el alcalde, José Benlloch, en el último pleno la adquisición de la alquería de Puchol, una incógnita que se abre es cómo el Ayuntamiento de Vila-real tiene pensado sufragar los 280.000 euros que le costará la compra de este palacete situado en el centro de la ciudad.
Sobre todo teniendo en cuenta la delicada situación económica que el consistorio arrastra desde hace años, «con una deuda de 27 millones», como ha vuelto a dejar patente en la sesión plenaria.
Una opción de financiar esta operación podría ser a través de los presupuestos, reservando una cantidad de las próximas cuentas a este fin. Pero otra posibilidad que el alcalde va a explorar es la de obtener el dinero a través de la recaudación que el Ayuntamiento logra de la subasta de solares para favorecer el crecimiento del área industrial de la carretera de Onda.
Es una medida que pusieron en marcha hace unos años para facilitar la ampliación e implantación de empresas. «Al ser patrimonio municipal de suelo, la recaudación por la venta de esas parcelas solo se puede destinar a adquirir nuevo patrimonio municipal de suelo», ha explicado.
«Como tenemos tres meses para pagar los 280.000 euros tras haber aceptado el fondo nuestra oferta, sufragaríamos la operación a través de la venta de terrenos de la carretera de Onda, ya que tenemos varios a subasta gracias al desarrollo del polígono», ha desgranado.
Una «excelente noticia»
Benlloch reivindica que la adquisición de la alquería de Puchol, construida en torno a 1910 y ubicada en un lugar estratégico como es detrás de la Casa de Polo, en pleno centro, es «una excelente noticia para el pueblo de Vila-real», que incorporará a su patrimonio los 1.800 metros cuadrados que conforman el edificio como tal y sus emblemáticos jardines. «Es una oportunidad brutal para crear un pulmón verde en el centro de la ciudad, porque no vamos sobrados de zonas así», comenta el alcalde.
La cantidad que tendrá que desembolsar el Ayuntamiento es bastante inferior a la que, según estiman los técnicos, costaría expropiar la alquería, que sería de 800.000 euros, casi el triple. Como explicó en el pleno, como el Plan General de 1993 delimita esa parcela como zona verde, el consistorio tiene la obligación de expropiarla, con el riesgo de que alguien se adelantara y pudiera sacar tajada de esa situación.
«El único interés que podría tener un fondo de inversión en la alquería de Puchol es quedársela y venir al ayuntamiento a negociar una modificación del PGOU para que le permitiéramos algo que no se puede hacer y que no vamos a tolerar (al ser considerada zona verde y protegida, no se le puede dar la cédula de habitabilidad para hacer pisos, pero sí puede destinarse a uso público y dotacional); o pedirnos a nosotros la expropiación, exigiéndonos el doble o el triple», han señalado.
¿Qué harán con la alquería?
Los usos que tendrá la alquería aún están por definir, pero el alcalde destaca el potencial y el abanico de posibilidades que tiene. «Podría ser fantástico dedicar la planta baja del edificio a una biblioteca infantil, al contar con jardines chulísimos para poder leer», comenta.
También podría alojar «servicios municipales de muchos tipos» o, por ejemplo, darle un fin artístico. «No sabemos dónde poner los cuadros en las exposiciones y estamos colapsados, por lo que podría ser una galería espectacular, de las mejores de la provincia», plantea.
De todas formas, deja claro que fijar los usos de la alquería es algo en lo que trabajarán «entre todos» de forma conjunta.
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