Morella perdió el 5 de septiembre de 1840 un valioso conjunto patrimonial en el contexto de la I Guerra Carlista. Ahora, en el año que se cumplirá el 185º aniversario de aquella pérdida, la ciudad amurallada podría recuperar el tesoro perdido.
La historia de este expolio patrimonial se remonta a 1834, cuando el general carlista Tomás de Zumalacárregui lideró un ataque con 5.000 hombres sobre la localidad riojana de Cenicero. Durante el asedio, una milicia liberal compuesta por 70 hombres, resistió durante 26 horas en la torre del templo, forzando la retirada de Zumalacárregui.
Años después, este acto de valentía sería recompensado por Baldomero Espartero, quien, tras vencer a los últimos focos carlistas en el Maestrazgo, el general Espartero, ya duque de la Victoria y de Morella, entregó a Cenicero el tesoro saqueado en la iglesia de la ciudad amurallada.
Objetos religiosos
El lote de objetos religiosos expoliados incluye una custodia dorada de un metro de altura, decorada con cabezas de ángeles, además de una bandeja hecha a martillo, un incensario de tres piezas unidas por cadenas, una navecilla con su cuchara, tres cálices hechos con diferentes materiales y medidas, un copón labrado y una caja labrada para los santos óleos, entre otros bienes. De este conjunto destaca la custodia dorada de un metro de altura, elemento que procesionó en la festividad del Corpus Christi de Morella, una de las más antiguas de todo el país, hasta su expolio en 1840.
Debate sobre la devolución de las piezas
En los últimos años, expertos académicos han abogado por la devolución de estas piezas a la capital de Els Ports. Diversos autores han documentado el traslado del patrimonio desde Morella a Cenicero, acreditando la relación histórica entre ambos municipios. Aunque hasta el momento no se ha concretado ninguna gestión formal, el Ayuntamiento de Morella y la diócesis de Tortosa, a la que pertenece, han manifestado que están estudiando el caso y no descartan dar el paso formal para tratar de recuperar el tesoro expoliado. Por el momento, el alcalde de la capital de Els Ports, Bernabé Sangüesa, envió una carta al Ayuntamiento de Cenicero y a la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño en la que pregunta por el patrimonio expoliado.
«De entrada queremos saber si los bienes están en buen estado y bien conservados, es el primer paso para poder trabajar en una restitución», adelanta. Asimismo, el primer edil aclara que es «responsabilidad de la iglesia de Morella dar el paso formal y solicitar a la parroquia de Cenicero el patrimonio eclesiástico que consideramos morellano». Por su parte, la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, responsable actual de los objetos, dio respuesta a la solicitud del edil morellano. En este sentido, desde la Rioja han decidido trasladar un inventario que detalla todas las piezas que atesoran y que aseguran conservar en perfectas condiciones.
Con todo, la disputa por la custodia de Morella no parece tener una resolución inminente. La fórmula que permita agilizar la vuelta del patrimonio tiene que ser liderada por las parroquias de la capital de Els Ports y Cenicero, respectivamente, y por ahora los párrocos parece que no tienen intención de trabajar por la restitución del mismo.
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