Un equipo de científicos del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar ha identificado que una elevada ingesta de sodio en la alimentación está vinculada a un aumento del riesgo de desarrollar obesidad tanto general como abdominal, lo que a su vez incrementa la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares.
«Contrariamente a la creencia popular, la ingesta alta de sodio no se debe principalmente a alimentos poco saludables, sino a la comida cotidiana. En Finlandia, la mayor parte del sodio proviene de productos cárnicos procesados, pan y productos lácteos, especialmente queso», han subrayado los autores del estudio, dirigido por la investigadora Annika Santalahti.
Asimismo, han enfatizado en que reducir este consumo no debe ser solo un esfuerzo individual, sino que requiere modificaciones a nivel colectivo y una cooperación activa con la industria alimentaria.
A través de cuestionarios y el análisis de muestras de orina de adultos en Finlandia, se ha constatado que la ingesta promedio de sodio, traducida en consumo de sal, ha superado los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere un máximo de cinco gramos diarios. En todos los grupos analizados, excepto en el de menor consumo entre las mujeres, se ha registrado un nivel superior al límite establecido.
Al evaluar los datos de ambos sexos, se ha determinado que la ingesta de sodio en el grupo con mayor consumo ha sido 2,3 veces superior en comparación con el grupo de menor consumo. Además, las diferencias en el consumo de sodio entre hombres y mujeres han sido “aproximadamente las mismas” en todos los niveles, aunque los hombres han registrado una mayor ingesta, alcanzando hasta doce gramos diarios en el grupo de mayor consumo, frente a los nueve gramos diarios en las mujeres.
Los resultados también han evidenciado que las personas con un consumo elevado de sodio en la dieta, o con mayor concentración de este mineral en la orina, tenían más probabilidades (4,3 veces más en hombres y 3,4 veces más en mujeres) de desarrollar obesidad general o abdominal, al comparar los niveles más bajos y más altos de consumo.
En el análisis de orina, se ha detectado que los hombres situados en el grupo con mayor concentración de sodio tenían hasta seis veces más probabilidades de presentar obesidad general y 4,7 veces más de sufrir obesidad abdominal, en comparación con aquellos en el grupo de menor concentración.
«En general, los hombres consumen más alimentos, y también más de los alimentos que son las principales fuentes de sodio en la dieta, como productos cárnicos, pan, productos de panadería y queso. Nuestros análisis se ajustaron a la ingesta total de energía y, por lo tanto, las asociaciones más fuertes en los hombres podrían deberse a una mayor ingesta de sal en relación con la ingesta total de energía», han indicado los investigadores.
También han destacado que estos hallazgos fortalecen la evidencia de un vínculo entre el consumo de sodio y la obesidad, resaltando la importancia de “comprender mejor el mecanismo biológico de esta relación”.
«La asociación entre la ingesta de sal y la obesidad aún es muy incierta, y no existen explicaciones concluyentes para las diferencias entre sexos ni para el fenómeno en general. Los datos de investigación son aún muy limitados, pero entre las posibles explicaciones biológicas se incluyen cambios en la secreción de hormonas de la saciedad como resultado de la exposición prolongada a una ingesta elevada de sal», han explicado.
Los expertos han surgido que un alto consumo de sal también puede ser un reflejo de la calidad nutricional general de la dieta, ya que una ingesta excesiva de alimentos con gran contenido de sodio podría estar asociada a un mayor consumo de productos ultraprocesados.
«En nuestra opinión, la industria alimentaria desempeña un papel importante en la reducción del consumo de sodio de la población, ya que la mayor parte del consumo de alimentos proviene de fuentes distintas a la producción primaria sin procesar. Es importante prestar atención al nivel de salinidad de los alimentos que se consumen a diario, ya que estos representan una gran proporción de la ingesta diaria de sodio. Por supuesto, los cambios generales en el entorno alimentario también influyen, como si la comida se prepara en casa, se consume en restaurantes o se sirve para llevar», han concluido.
Productos que contienen altos niveles de sodio
El sodio es un mineral esencial para el funcionamiento del organismo, ya que participa en la regulación de los líquidos corporales, la transmisión nerviosa y la contracción muscular. Sin embargo, su consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud y está vinculado a diversas enfermedades, especialmente cardiovasculares.
Algunos de los productos con mayor contenido de sodio que pueden afectar la salud son: la comida rápida, no solo por la sal agregada sino por los conservantes y aditivos; embutidos y carnes procesadas, como las salchichas son procesadas y contienen grandes cantidades de sodio; sopas instantáneas, contienen altos niveles de sodio para mejorar su sabor y prolongar su vida útil. Una sola porción de sopa instantánea puede contener más del 50 % del sodio recomendado diariamente; snacks salados; quesos procesados, quesos como el amarillo, el fundido o el que viene en spray suelen contener una gran cantidad de sodio para mejorar su textura y conservación; salsas y aderezos comerciales, su consumo frecuente contribuye a la hipertensión y al aumento del riesgo de enfermedades coronarias y las bebidas deportivas.
Para reducir la ingesta de sodio, es recomendable optar por alimentos frescos y naturales, leer las etiquetas de los productos para identificar el contenido de sodio, evitar añadir sal en exceso a las comidas y preferir hierbas y especias para condimentar los alimentos. Una alimentación balanceada y baja en sodio es clave para prevenir enfermedades y mantener una buena salud a largo plazo.