La Administración Trump llama a España por primera vez y le pide que gaste más en defensa

La Administración Trump ha llamado por primera vez desde que comenzó este mandato al Gobierno de España, y lo ha hecho para pedirle que gaste más en defensa. El vicesecretario de Estado -el segundo del secretario, Marco Rubio-, Christopher Landau, ha llamado al secretario de Estado de Asuntos Exteriores español, Diego Martínez Belío, para pedirle que el país aumente su gasto en defensa «en línea con sus compromisos con la OTAN», ha informado dicho Departamento.

«El vicesecretario de Estado y el secretario de Estado han hablado de cómo profundizar en nuestros lazos a través de un amplio número de intereses en común, incluyendo el fortalecimiento de la cooperación en inmigración», ha explicado una portavoz del Departamento, Tammy Bruce. De su lado, el Ministerio de Exteriores español no ha hecho comentarios al respecto.

El Gobierno de Donald Trump, que juró el cargo el pasado 20 de enero, hasta el momento no había mantenido ningún contacto conocido con el de Pedro Sánchez en España, pero sí se ha reunido con los líderes de otras potencias europeas como Francia y Reino Unido. Aun así, el presidente estadounidense ha lamentado en varias ocasiones que existan varios países en la OTAN cuyo gasto esté por debajo del mínimo acordado, como es el caso de España, y ha llegado incluso a amenazar con abandonar la Alianza Atlántica.

«España está muy abajo», dijo Trump en febrero, en referencia al gasto en defensa del país. España dedicó alrededor un 1,28% de su PIB a la defensa el ejercicio pasado, lo que lo sitúa como el país de la OTAN que menos gasta en defensa. Y no solo está el último de la tabla: tampoco ha trazado un plan para alcanzar el objetivo del 2% del PIB, un mínimo que en 2014 los miembros prometieron alcanzar lo antes posible y que ya resulta obsoleto y pequeño para muchos, incluido Trump.

Para conseguir cumplir con lo prometido, el Gobierno de Sánchez debe ahora convencer a sus socios de que aumentar el gasto militar no supone un detrimento del gasto en defensa, algo que podría conseguirse si Bruselas activa una cláusula de escape que logre que la inversión en defensa no compute en el déficit, y por tanto, sea un gasto extra, no un aumento de gasto que implique un recorte en otra partida.

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