María Tato anunció este miércoles que renuncia a su puesto de trabajo en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Lo hizo tras presentar un informe en el que trata de defender que la elección de las sedes para el Mundial 2030 no presentó ninguna irregularidad, tras la revelación del diario ‘El Mundo’ de que Balaídos (Vigo) estuvo pasó el corte en un primer borrador de puntuaciones, antes de ceder su plaza a Anoeta (San Sebastián) en el listado definitivo que fue remitido a la FIFA.
Con la renuncia de Tato, todos los miembros de la candidatura española para el Mundial 2030 están ya fuera de la Federación, apenas tres meses y medio después de que la FIFA otorgara oficialmente la organización del torneo a España, Portugal y Marruecos. Antes, a finales de diciembre, Rafael Louzán decidió incluir al exfutbolista Fernando Sanz y al entonces responsable del departamento internacional de la RFEF, Jorge Mowinckel, en su operación para despedir a vestigios del ‘rubialismo’ que todavía quedaban en Las Rozas.
Fue precisamente la caída de Luis Rubiales, en septiembre de 2023, tras su agresión sexual a Jenni Hermoso en la final del Mundial femenino, la que se desencadenó una cascada inacabable de dimisiones y destituciones en el seno de la RFEF. E incluso de dos inhabilitaciones, la del dirigente granadino y la de su sucesor como presidente de la RFEF, el extremeño Pedro Rocha.
El motín de Valencia
A raíz precisamente de la caída de Rubiales y del amotinamiento de las campeonas del mundo en una concentración en Valencia, tres altos cargos de la RFEF fueron destituidos, con el benéplacito del entonces presidente del CSD, Víctor Francos. El secretario general Andreu Camps, el director de integridad Miguel García Caba y el director de comunicación Pablo García Cuervo fueron despedidos en las semanas posteriores a ese incidente, en el que las campeonas del mundo amenazaron con no jugar si no se les ofrecían garantías de cambio (y alguna cabeza) en la Federación. El seleccionador femenino Jorge Vilda fue también despedido, semanas después de proclamarse campeón del mundo.
Jorge Vilda sale de la Audiencia Nacional durante el juicio a Luis Rubiales. / José Luis Roca
Unos meses más tarde, después de que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil irrumpiera en Las Rozas con motivo de las investigaciones judiciales por el caso Supercopa, el entonces presidente Pedro Rocha se vio obligado a prescindir de los servicios de Tomás González-Cueto. No era, sobre el papel, un cargo federativo, dado que era un trabajador externo, pero en su condición de comisionado externo, a través de su bufete GC Legal, era una de las dos o tres personas con más poder en la Federación.
Luque y Rivera, despedidos y absueltos
Las investigaciones judiciales en torno al organismo motivaron dos meses más tarde, en mayo del año pasado, la siguiente tanda de despidos. Cayeron los entonces imputados por coacciones en el caso Rubiales Albert Luque, director de la selección masculina, y Rubén Rivera, director de marketing. Ambos fueron absueltos por el juez y el segundo de ellos ha anunciado que solicitará se readmitido por despido improcedentes.
Junto a ellos también cayeron el director de recursos humanos, José Javier Jiménez, y el director de los servicios jurídicos, Pedro González Segura, implicados en el caso Supercopa. Antonio Gómez-Reino, director de relaciones institucionales, también fue despedido en ese tramo final de la presidencia de Rocha. Sin relación con ningún tipo de escándalo, en esos meses también salió de la RFEF Markel Zubizarreta, tras un breve periodo como director de fútbol femenino.
Ya tras la elección de Louzán como presidente, la oleada de despidos continuó con empleados como Sanz, Mowinckel o Chema Timón, quien había sido director de gabinete de Rubiales y posteriormente reubicado, precisamente, en el grupo de trabajo del Mundial 2030. También cayó Elvira Andrés, que había ocupado varios cargos durante la etapa de Rubiales y había asumido algunas de las funciones propia de la secretaría general durante la presidencia de Rocha. A todos ellos se sumara ahora la renuncia de María Tato. La última de todas… de momento.