El proceso concursal de Bacalao Giraldo, proveedor de Mercadona y otras cadenas de supermercados como Carrefour y Makro, empieza a llegar a su fin. Según fuentes de la operación, la empresa portuguesa especializada en el procesado, distribución y venta de pescado y marisco congelado Brasmar es la favorita para adquirir la empresa alavesa fundada en 1976. Bacalao Giraldo entró en concurso de acreedores el pasado 24 de febrero tras acumular una deuda superior a su facturación, que fue de 17 millones en 2022, y fracasar sus negociaciones de venta con la guipuzcoana Angulas Aguinaga (La Gula del Norte, Krissia, Aguinamar y Royal), según adelantó Activos.
Brasmar, que facturó 350 millones en 2023, tiene como accionista mayoritario el fondo de capital riesgo español MCH. En 2019, la pesquera portuguesa compró dos empresas en España: la riojana Foncasal, especializada en pulpos cocidos refrigerados y listos para comer; y la compañía leonesa de productos ahumados La Balinesa. En los últimos años su cartera se ha ampliado con compras en Reino Unido con Holmes Seafood y en Francia con Sedisal. Brasmar está presente en más de 40 países y cuenta con más de 850 empleados.
MCH, por su parte, contrató al banco de inversión Rothschild & Co en 2023 para estudiar una posible desinversión. El fondo que dirigen Jaime Hernández Soto y José María Muñoz cuentan con inversiones en compañías del sector de la alimentación como Palacios, Europastry o Agrovin.
Desde que entró en concurso de acreedores Bacalao Giraldo también ha recibido una oferta de compra por parte de Mago Equity, gestora de capital riesgo española enfocada en pymes sostenibles, que han sido rechazadas por parte de la dirección del grupo vasco.
Problemas financieros desde 2020
Los problemas financieros de Bacalao Giraldo se remontan a 2020, año de la pandemia en el que la compañía que dirigen Patxi y Adolfo Giraldo arrancó las obras de construcción de su fábrica en Legutio (Álava). Unas instalaciones de 9.000 metros cuadrados que se pusieron en marcha en mayo de 2024 gracias a una inversión de 10,2 millones de euros, 4 millones de ellos aportados por fondos públicos, con el objetivo de crecer en platos preparados.
La inflación de los materiales de construcción disparó los costes de construcción de la fábrica hasta el punto que Bacalao Giraldo tuvo que pedir una ampliación de capital para poder acometer la inversión. A esto se sumó que algunos de sus mayores clientes como Mercadona rebajaron los pedidos, la erupción de un volcán en Islandia y la reducción de cuotas de pesca en el Atlántico Norte.
La empresa familiar fundada en 1976 en Vitoria por el padre de los actuales gestores arrastra en este momento una deuda superior a su facturación que fue de 17 millones en 2022, según los últimos datos que constan en el Registro Mercantil y que ha recogido Informa D&B. En 2023, la compañía incurrió en unas pérdidas de 19.664,85 euros tras lograr un beneficio de 124.488 euros el año anterior, según las cifras de Informa D&B. «La compañía ha dejado de pagar a sus proveedores y a los acreedores bancarios», comenta Gorka González, presidente del comité de empresa y delegado de LAB. Desde el sindicato, por su parte, dejan claro que siguen cobrando las nóminas todavía con normalidad.