Desde que la UE lanzó el plan de rearme, el Gobierno ha situado en un segundo plano al Ministerio de Defensa que lidera Margarita Robles. Tanto en las labores de “pedagogía” a la hora de explicar y dar cuenta de las implicaciones de aumentar el gasto, como en las intervenciones parlamentarias o en Moncloa. El “gran plan nacional” anunciado por el presidente del Gobierno para canalizar las inversiones que deberá hacer España para situar el gasto en defensa en el 2% del PIB también diluye a este departamento, que quedará arrinconado entre otros como el de Economía, Industria, Ciencia o Transición Digital. El foco se pone en la “innovación”, según trasladan fuentes de Moncloa. El peso de las negociaciones en el seno de la UE, también está siendo asumido por el Ministerio de Economía, con Carlos Cuerpo al frente.
Este papel secundario casa con la pretensión de Pedro Sánchez de hablar más de seguridad que de defensa, moderar el discurso bélico por la presión de sus socios, de abrir el campo para orientar las inversiones a otras partidas que prioricen el desarrollo tecnológico al armamento. La propia terminología del plan, en el que ya trabajan los técnicos, da cuenta de las intenciones del Ejecutivo: ‘Plan Nacional para el Desarrollo e Impulso de la Tecnología y la Industria de la Seguridad y Defensa’.
Su concreción depende de cómo se acabe de definir el plan de rearme a finales de junio, tras la cumbre de la OTAN en la Haya y el Consejo Europeo, pero está previsto avanzar antes en un plan “por fases”. De ahí que su presentación definitiva se haya fijado para “antes de verano”. En el Gobierno confían en el peso de España en las negociaciones para imponer sus prioridades, teniendo en cuenta su peso económico y su influencia en otras crisis, al empujar los fondos europeos tras la pandemia o la denominada solución ibérica para reducir el precio de la factura de la luz ante la crisis inflacionista por la invasión rusa de Ucrania.
Ahora los esfuerzos se dirigen nivel de financiación, pero sobre todo de inversión, con la mirada puesta en convertir la necesidad de aumentar el gasto en defensa en una “oportunidad” para el impulso tecnológico e industrial. Igualmente, se apunta a la máxima de “generar empleo”. Todo ello, con el objetivo de que España centre sus inversiones en material de doble uso e I+D.
“No estamos hablando de tanques ni de cañones, sino de tecnología. De cómo garantizamos que las comunicaciones sean seguras, de que no vamos a sufrir ciberataques o cualquier amenaza digital que ponga en riesgo nuestra economía. Cuando hablamos de tecnología, hablamos de innovación y ciencia”, replicaba Pedro Sánchez este miércoles desde la tribuna del Congreso al portavoz del ERC, Gabriel Rufián.
Sin referirse a armamento, desde el Ministerio de Defensa apuntan a que el plan nacional tiene el objetivo de canalizar el esfuerzo inversor hasta el 2% del PIB de la menor manera posible, aprovechando al máximo todos los recursos. El jefe del Ejecutivo puso como espejo la experiencia en la gestión de los fondos europeos de recuperación tras el covid y lanzó algún guiño territorial a sus socios, como garantizar el “papel de Cataluña en el desarrollo económico de este plan de seguridad”. Un aspecto que antes abrazó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien se despidió del Congreso en el pleno celebrado ayer para asumir la presidencia del Euzkadi Buru Batzar.
Sin aval del Congreso
Como el aumento del gasto en defensa, en Moncloa explican que el plan para canalizar la inversión en defensa hacia una dimensión tecnológica e industrial no tendría que pasar por el Congreso. Se trata de una iniciativa política del Gobierno dentro de sus facultades ejecutivas, aunque se asegura que se explicará en el Cámara cuando se apruebe, en la línea con la comparecencia del presidente del Gobierno este miércoles a petición propia para dar cuenta de los avances en el plan de rearme.
El objetivo, según explicó Sánchez, pasa porque el esfuerzo, además de impulsar la industria, sirva “para crear empleo y también empresas para continuar con la reindustrialización emprendida hace siete años en todas las provincias de nuestro país, como hicimos durante la respuesta a la pandemia de la covid 19, sirviéndonos de esos recursos económicos para estimular nuestra economía y modernizarla en clave verde y digital”. El plan concentrará así “el grueso de la inversión adicional, exigida para cumplir con nuestros socios europeos”, y se canalizará a través de programas de colaboración público-privada.
Preparación ante amenazas críticas
Si Sánchez se desmarcó primero de la terminología del plan de Bruselas por su connotación únicamente armamentística, y después de las prioridades en inversión militar que defienden los países de la frontera este, en el Gobierno tampoco se muestran activos con el plan de Bruselas para que la población esté preparada ante la posibilidad de ataques a infraestructuras críticas o, incluso, armados. En el Ejecutivo respetan las directrices de la Comisión Europea, pero al contrario que otros países, no está previsto hacer una campaña a nivel nacional.
Se trata de una cuestión que no es nueva en países como Finlandia o fronterizos con Rusia, según rebajan en el Ejecutivo con cierta distancia. Francia también se ha sumado preparando un manual de supervivencia para distribuir entre la ciudadanía con instrucciones en caso de amenaza.