La Comisión Europea presentaba este miércoles en Bruselas el kit de supervivencia que recomienda para que los europeos sobrevivan 72 horas en caso de catástrofe.
Y a la misma hora Pedro Sánchez mostraba en el Congreso su kit de supervivencia hasta 2027. Se compone de eludir el deber constitucional de presentar los Presupuestos Generales del Estado y evitar que el aumento del gasto militar se vote en el Congreso.
En lo argumental, el kit incluye las referencias a Vox y sus pactos con el PP y el recuerdo de lo que hicieron José María Aznar y Mariano Rajoy cuando estaban en el Gobierno.
El kit fue desplegado por el presidente del Gobierno en el Congreso. Se trataba de que Sánchez informara en el pleno sobre el plan de rearme de la Unión Europa y las previsiones de España para contribuir a esa estrategia.
Pero fueron seis horas de debate sin información adicional y, pese a la trascendencia del asunto, terminó siendo un intercambio de acusaciones sobre el restaurante El Ventorro, la gestión de Alberto Núñez Feijóo o la familia de Sánchez.
El presidente no dio datos sobre el plazo para el aumento del gasto militar, la cuantía, el procedimiento para aprobarlo y el destino del dinero empleado. Sólo el compromiso de que no afectará al gasto social y la insistencia en aplicar un concepto amplio que incluya asuntos como la ciberseguridad, el cambio climático o la protección de fronteras, precisamente, para hacer más digerible el aumento de gasto.
Insistió también el presidente en su idea de que la UE debe hacer aportaciones directas a los Estados para costearlo, algo que, por el momento, es rechazado.
El presidente del Gobierno y el líder de la oposición comparten el fondo del asunto, entre otras cosas porque el acuerdo en la Unión Europea ha sido impulsado por el Partido Popular Europeo, los socios europeos de Feijóo, y ha sido negociado y aceptado por Sánchez. Pero, de nuevo, el pleno del Congreso sirvió para constatar que es imposible que lleguen a acuerdos de Estado, porque les puede el impulso de la confrontación.
En realidad, el presidente del Gobierno cree que puede prescindir de ese acuerdo porque como sus socios de izquierdas rechazan el rearme él ya ha decidido que no presentará Presupuestos en el Congreso y no llevará al Parlamento la decisión sobre el aumento del gasto militar o de seguridad.
La foto de las Azores
El argumento referido a Vox como parte de su kit de supervivencia política se lo aportó el propio Santiago Abascal con un discurso que cuestionó la actual Unión Europea, que rechaza las medidas medioambientales aprobadas en Europa y que quiere imponer duras restricciones a la inmigración, entre otras posiciones.
Por eso, Sánchez lo tuvo fácil para vincular al PP con Vox por los pactos Presupuestarios en comunidades autónomas, especialmente en Valencia. «Usted está a las órdenes de Abascal», le dijo Sánchez a Feijóo, a pesar de que el líder de Vox descalificó al del PP y le llegó a llamar «sanchista», y este criticó posiciones del representante de la extrema derecha.
Aznar está en ese kit, porque Sánchez lo sacó a relucir para asegurar que era «un presidente acomplejado» y por eso fue a la foto de las Azores para participar en la Guerra de Irak sin pasar por el Parlamento.
En realidad, el expresidente del PP hizo que el Congreso aprobara una proposición de ley para reafirmar su posición de acuerdo con Estados Unidos en vísperas de la reunión de las Azores y, en todo caso, nunca le falló el respaldo del Parlamento, entre otras cosas, porque tenía amplia mayoría absoluta.
A Rajoy le utilizó Sánchez para recordar que en 2014 pactó con la OTAN un aumento del gasto de defensa, hasta llegar al 2% en 2024. Lo hizo sin consultar al Congreso y ni siquiera llegó a cumplirlo. Luego Sánchez reafirmó el compromiso para 2029 y ahora debe acortar los plazos y hasta aumentarlo.
También habló de los Presupuestos prorrogados por Rajoy, aunque el expresidente del PP aprobó las cuentas en todos los años de su mandato. Es cierto que en tres ejercicios se aprobaron fuera del plazo constitucional y, por eso, hubo que prorrogar durante unos meses por circunstancias como unas elecciones generales en diciembre.
Presupuestos y Constitución
El objetivo de Sánchez es crear confusión sobre prorrogar Presupuestos para aprobarlos luego y no presentarlos en el Congreso como va a hacer él, contraviniendo lo que prevé la Constitución. Hasta sus socios más fieles le pidieron que los presente aunque no haya acuerdo previo para aprobarlos.
Se refirió también a las comunidades del PP que no han aprobado Presupuestos este año, aunque todos los han probado alguna vez en esta legislatura y pese a que alguno lo han hecho fuera de plazo. La Constitución no se refiere a las comunidades.
Al empezar el debate ya estaba claro que no era posible un acuerdo entre Sánchez y Feijóo, aunque compartan el fondo del rearme europeo. Y eso que hasta el portavoz del PNV, Aitor Esteban, retó a Sánchez a concretar ya su plan de defensa y a buscar una «mayoría amplia» más allá de Sumar y la izquierda. Es decir, a pactar con el PP.
Pero ni Sánchez tiene intención de acercarse al PP, ni Feijóo está ni se le espera en asuntos de Estado. Entre otras cosas, porque necesita huir de la acusación de Abascal, que repitió unas 20 veces que hay una alianza entre PSOE y PP.
La supuesta alianza no impidió que el presidente del Gobierno acusara a Feijóo de ejercer en Galicia «caudillismo, enchufismo, contratos a su entorno familiar«. Y, por supuesto, vincularle a Vox, acusarle de pactar con «los del brazo en alto» y pedirle que «rompa con la ultraderecha, no claudique».
Incluso, incidió en la acusación personal para decirle que «la política se le queda grande».
«Legislatura vacía»
Feijóo hizo lo propio asegurando que Sánchez es «presidente de la nada de una legislatura vacía» y argumentando que no es posible un pacto de Estado con él. «No tiene presupuesto, no tiene mayoría, es que no tiene nada» y «o se somete a las Cortes o se somete a las urnas».
«Usted sí que necesita un kit de supervivencia», concluyó Feijóo dirigiéndose al presidente del Gobierno.
Coincidieron Sánchez y Feijóo también en comprobar que ambos tienen problemas con sus socios: el PP con Vox y el PSOE con los partidos que apoyaron la investidura y que sostienen la legislatura con cierta dificultad.
No fue alentador para Sánchez mirar a su izquierda. Todos le pidieron que presente Presupuestos y rechazaron el aumento del gasto militar con diferente grado de dureza.
Especialmente áspero fue el enfrentamiento de Sánchez con Ione Belarra, hasta el punto de que la impresión es que PSOE y Podemos ya han roto y eso tiene especial trascendencia, porque los votos de este partido son vitales para formar mayorías en torno al Gobierno de coalición.
«Usted es el señor de la guerra», le dijo Belarra al presidente y éste le replicó recordando que fue ministra mientras aumentaba el gasto militar. «No dijo lo de la OTAN cuando era ministra porque quería seguir siendo ministra», le dijo Sánchez, atacando el flanco personal.
En realidad, los ministros de Unidas Podemos hicieron constar su rechazo a las decisiones de los Consejos de Ministros sobre gasto de defensa y Belarra acusó entonces a Sánchez de fomentar la guerra, lo que provocó una tormenta en aquel Gobierno de coalición.
Sumar sigue pidiendo la salida de España de la OTAN, cuestiona con menos énfasis la subida de gastos de defensa y objeta también en cada Consejo de Ministros las decisiones en este sentido, aunque sólo consten en documentos internos del Gobierno.