El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este miércoles aranceles del 25% a todos los coches no fabricados en Estados Unidos. No se saben aún todos los detalles, pero se espera que los aranceles se apliquen a los vehículos terminados, pero no a las partes ni componentes.
«Lo que vamos a hacer es imponer un arancel del 25% a todos los automóviles que no se fabriquen en Estados Unidos», ha dicho el republicano desde la Casa Blanca. «Vamos a cobrarles a los países por hacer negocio en nuestro país y por llevarse nuestros empleos, nuestra riqueza y muchas otras cosas que se han estado llevando durante años», ha añadido.
Este anuncio ha sorprendido, ya que se ha tomado a última hora y lo ha anunciado la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, poco antes. Además la información sobre nuevos aranceles, que amenaza con provocar un terremoto en el sector automovilístico de Estados Unidos, coincide con el escándalo de seguridad nacional sobre el chat en Signal sobre los ataques estadounidenses a Yemen, filtrado por error a un periodista de The Atlantic.
Sin embargo, la gran andanada arancelaria que anuncie se Trump se espera para el próximo 2 de abril, día bautizado como “Día de la Liberación” y cuando se espera que la Casa Blanca despliegue el mayor paquete de tarifas sobre las importaciones. Según el propio Trump, los aranceles son el primer paso para impulsar la reindustrialización de Estados Unidos: «Ese es el verdadero Día de la Liberación de Estados Unidos, y será el 2 de abril, y lo espero con ansias».
No obstante, ya había asegurado en otras ocasiones que tenía en mente el imponer aranceles a los coches. En concreto, en una comparecencia desde su mansión de Mar-a-Lago en febrero, Trump afirmó que también gravaría la importación de productos farmacéuticos y microprocesadores. En esta ocasión, el republicano dijo que “probablemente” los aranceles para los coches serían del 25%, una cifra que ha respetado.
La caótica política económica y comercial del presidente estadounidense desde que llegó a la Casa Blanca por segunda vez está generando una gran incertidumbre y haciendo perder fuelle a la economía del país. Al mercado no le convencen estos vaivenes, y la Bolsa ha caído con fuerza este miércoles al conocerse las intenciones del magnate republicano. Además, según datos publicados este martes por The Conference Board, la confianza de los consumidores se ha desplomado hasta niveles de la pandemia.
Estos aranceles provocarán que suban los precios de los coches importados a Estados Unidos, haciéndolos menos competitivos frente a los de fabricación estadounidense, cuyos costes a su vez se han encarecido por los aranceles al aluminio y al acero, entre otros. Con todo ello, los ciudadanos tendrán que pagar más.
En cambio, Donald Trump, con esta estrategia arancelaria, espera que sus impuestos a la importación obliguen a las empresas a trasladar más producción a Estados Unidos y atraigan inversión, pero la inseguridad jurídica generada por un Gobierno que toma sus decisiones de forma arbitraria, tal como ha dejado patente en las últimas semanas con los aranceles a Canadá o México, no está gustando a empresarios e inversores.
El año pasado, Estados Unidos importó vehículos ligeros por importe de unos 240.000 millones de dólares, según datos del Departamento de Comercio. Las compras a México sumaron un total de 2,96 millones de vehículos terminados por un importe de 78.500,6 millones de dólares. Los siguientes proveedores fueron Japón (1.377.086 coches por 39.725 millones de dólares), Corea del Sur (1.535,818 coches por 36.642 millones), Canadá (1.065.465 coches por 31.162 millones), Alemania (446.566 coches por 24.782 millones) y Reino Unido (96.451 coches por 8.192 millones). Por su parte, España, en 2024, exportó a Estados Unidos solo 8.316 vehículos ligeros por 178,5 millones de dólares.
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