Cerca de 50 años lleva Miguel Sánchez coleccionando pegatinas. Y no unas cualquiera. En su poder atesora más de 100.000 adhesivos de movimientos políticos, sindicales y sociales desde la Transición hasta la actualidad. «Comencé en 1975, aproximadamente cuando falleció Franco, mientras estudiaba en la facultad de Filología y Letras en Oviedo», recuerda. Desde que se jubiló, hace 18 años, se encarga de organizar el Encuentro de Coleccionistas de Pegatinas Políticas, que se celebra en Noreña con carácter anual.
Sánchez custodia su preciada colección en el garaje de su domicilio, en Meres, Asturias. Allí, una pared de más de dos metros de largo alberga las cajas que contienen sus tesoros, algunos de ellos, muy difíciles de conseguir. Tanto es así, que «llevo más de 50 años detrás de una pegatina de la Unión de Centro Democrático (UCD) que no creo que consiga nunca». Están clasificadas cuidadosamente, por organizaciones, «cada una de ellas en un sobre de cristal y clasificadas en un álbum que, a su vez, introduzco en unas cajas antihumedad para que no pierdan su color y se desgasten», explica.
Al coleccionista le llamó la atención que su profesor de Arte de la Universidad «dijera que las pegatinas eran una forma más de expresión y cuando me quise dar cuenta, tenía una caja de zapatos llena».
De todas ellas, asegura que las dedicadas al movimiento feminista «son una de las partes más importantes de la colección». Tanto es así, que la mayoría de las que se expusieron en «La pegatina, un instrumento de propaganda» en Avilés en 2022 «eran mías en gran parte, en colaboración con mi compañero, Juan León». Las pegatinas hacen referencia a la lucha por la liberación, los derechos de las mujeres, la violencia de género, el asociacionismo, el 8 de marzo, el trabajo y el aborto, recogiendo las posiciones de asociaciones, partidos políticos y sindicatos.
Miguel Sánchez lamenta que «ahora ya no se hacen tantas pegatinas como antes, por eso es muy difícil que se una más gente, aunque a pesar de eso, sigue habiendo nuevos coleccionistas». El problema es que «pronto se desaniman, porque no consiguen ediciones y porque hay gente, como yo, con colecciones de miles de adhesivos».
Algunas de las que más le costaron conseguir fueron «una de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) en la que se pide libertad para Santiago Carrillo, otra en la que aparece la imagen de Felipe González y Pablo Iglesias editada en Lieja (Bélgica) y una de la Unión General de Trabajadores (UGT), editada en Toulouse (Francia), en la que escribieron ‘Libertade’, en lugar de Libertad'», explica.
La colección de Miguel Sánchez es una de las más grandes de España. Por eso, y «porque mi hijo no está en absoluto interesado en ella», tiene la intención de «donarla al Archivo Provincial cuando fallezca, teniendo siempre en cuenta que la propiedad siempre será de mi hijo y su pareja». Y es que «me da mucha pena que se pierda, porque es un auténtico patrimonio documental histórico», concluye Miguel Sánchez.