La Unión Soviética canceló el programa del Il-20 en 1949 por su bajo rendimiento, mala maniobrabilidad y vulnerabilidad frente a los cazas a reacción.
Un proyecto ambicioso sin lugar en el nuevo escenario bélico
Tras consolidar su dominio aéreo con los Il-2 Shturmovik e Il-10, la Unión Soviética intentó extender esa supremacía con el Ilyushin Il-20, cuyo primer vuelo tuvo lugar el 5 de diciembre de 1948. Apodado “Jorobado” (Горбач) por su distintiva forma, fue concebido como un avión de ataque fuertemente blindado para resistir las defensas terrestres. Sin embargo, el 14 de mayo de 1949, menos de medio año después, el programa fue cancelado.
La principal misión del Il-20 consistía en ofrecer mayor capacidad de supervivencia en combate. Para ello, integraba un blindaje de acero de entre 6 y 15 mm, lo que protegía a la tripulación y los sistemas esenciales. Su motor M-47 V-12 de 3,000 hp impulsaba un fuselaje de 13.58 metros de longitud y 15.43 de envergadura. Con un peso vacío de 7,500 kg y una carga máxima de 9,500 kg, podía portar hasta 1,190 kg de bombas, cohetes RS-132 y cinco cañones Sh-3 de 23 mm.
El arsenal del Il-20 representaba una amenaza teórica considerable. A pesar de ello, durante las pruebas surgieron defectos importantes. El desempeño en vuelo no cumplió las expectativas y evidenció una brecha entre la teoría y la práctica operativa. La potencia de fuego provocaba vibraciones severas y riesgos de pérdida de sustentación, comprometiendo su eficacia en misiones de ataque.
El diseño del Il-20 reflejaba un intento por alargar la utilidad de los aviones de ataque a tierra en una época marcada por cambios drásticos. Mientras que sus predecesores habían sido eficaces durante la Segunda Guerra Mundial, la irrupción de cazas a reacción como el Lockheed P-80 Shooting Star y el Gloster Meteor evidenció su obsolescencia. Con una velocidad máxima de 515 km/h, incluso inferior a la del Il-10, el nuevo modelo no podía competir con los estándares emergentes.

Limitaciones técnicas y operativas expusieron fallas de diseño
Además de su bajo rendimiento, el Il-20 presentaba otros problemas estructurales. La visibilidad del piloto se veía comprometida por el diseño del blindaje y la cabina, lo que dificultaba las misiones tácticas. Este inconveniente, que había sido tolerable en modelos anteriores, se convirtió en un punto crítico en el “Jorobado”.
Los ingenieros, bajo la dirección de Sergei Ilyushin, priorizaron la protección por encima de la agilidad, pero el equilibrio entre defensa y capacidad de maniobra resultó deficiente. En un contexto donde las amenazas evolucionaban con rapidez, este enfoque mostró sus limitaciones.
El programa quedó relegado al no responder a las nuevas exigencias operativas. El Kremlin, en búsqueda de soluciones más modernas, encontró en los reactores una respuesta efectiva a los desafíos posbélicos. El Il-20 no podía competir frente a este cambio de paradigma tecnológico.
Los informes de prueba confirmaron los temores: el Il-20 carecía de la velocidad, agilidad y confiabilidad necesarias. La inversión para corregir sus defectos resultaba inviable, por lo que el programa fue eliminado tras unas pocas pruebas.
Características técnicas claves del Ilyushin Il-20 de 1948
- Primer vuelo: 5 de diciembre de 1948
- Cancelación del programa: 14 de mayo de 1949
- Blindaje: placas de acero de 6 a 15 mm
- Motor: M-47 V-12, 3,000 caballos de fuerza
- Velocidad máxima: 515 km/h
- Armamento: cinco cañones Sh-3 de 23 mm, cohetes RS-132, 1,190 kg de bombas
- Longitud: 13.58 m; envergadura: 15.43 m
- Peso máximo al despegue: 9,500 kg
Contexto geopolítico y prioridades desviaron recursos clave
La cancelación del Il-20 coincidió con un período de reconstrucción en la Unión Soviética. Aún afectado por la Segunda Guerra Mundial y en plena tensión inicial de la Guerra Fría, el país redirigió recursos a proyectos con mayor potencial estratégico.

El avance de modelos como el MiG-15, que entró en servicio en 1949, marcó una nueva etapa en la aviación soviética. Frente a su velocidad y adaptabilidad, el Il-20 representaba una propuesta desfasada que no justificaba más inversión.
Los responsables del programa reconocieron que la modernización requería apostar por tecnologías emergentes. Los Cazas ofrecían ventajas sustanciales en combate, lo que marginó propuestas como la del “Jorobado”.
Las deficiencias técnicas del Il-20 y el contexto político-militar aceleraron su final. La decisión del alto mando respondió a criterios prácticos, basados en rendimiento y viabilidad.
El Il-20 quedó relegado como un experimento sin legado
El único prototipo del Il-20 fue desmontado tras la cancelación del proyecto. A diferencia de otros desarrollos experimentales, no fue conservado ni expuesto como pieza histórica.
Su denominación, sin embargo, volvió a utilizarse en 1957 con la creación del Il-20M Coot, un avión turbohélice diseñado para labores de reconocimiento e inteligencia. Este modelo sí tuvo éxito operativo, a diferencia del Il-20 original.
El “Jorobado” terminó como un capítulo breve y olvidado en la historia de la aviación soviética. No dejó herencia técnica ni influencia duradera en diseños posteriores.
Este intento fallido de crear un sucesor para los Shturmoviks reflejó las dificultades de adaptarse a un entorno militar en constante transformación. El Il-20 no logró superar la transición entre la guerra convencional y la era de los reactores.
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