Solo con tres prórrogas en cuatro partidos podían convertirse los cuartos de la Nations League en un cruce espectacular. Solo Alemania superó a Italia en 180 minutos. En el resto de campos, desgaste absoluto en un momento crítico. Portugal evitó la tanda fatídica frente a Dinamarca, con tantos de Trincao y Gonçalo Ramos. La Francia de Mbappé se citó con España, vigente campeona de la Nations, después de enterrar a Croacia en los penaltis y desmontar la resistencia de Livakovic, el mejor de los ajederezados en un encuentro donde los galos fueron superiores. Olise y Dembélé edificaron la remontada que se consolidó en una tanda sufrida donde Maignan fue el héroe.
Mbappé, otra vez con Francia a su espalda
Como en la ida, Mbappé salió dispuesto a echarse encima a la selección francesa de fútbol, con audiencias menores que la de rugby, campeona del VI Naciones, según los datos de audiencia de L’Equipe (6,9 millones de espectadores frente a los 4,8 millones de los ‘Bleus’). Pero en el Stade de Francia, el asunto fue diferente. Fue el pulmón para impulsar el intento de remontada frente al 2-0 de la ida, donde Croacia fue superior en todas las facetas. La película fue diferente en el arranque de la vuelta.
Mbappé llegaba a este intento por estar en la ‘final four’ tras haber marcado dos de sus últimos 50 disparos con la selección francesa. El galo, en su regreso local como capitán, pidió el aliento del público, que, en su lado parisino, sigue sin perdonarle la salida al Real Madrid. Enfrente, la enésima titular de Modric, que, a diferencia del primer asalto, tuvo que achicar balones junto al resto de sus compañeros, curtidos en mil batallas.
Estaba ansioso el delantero de Bondy por demostrar su inquebrantable compromiso con Francia y se fue al descanso con una amarilla después de un encontronazo con Livakovic, el meta ajedrezado. Un seguro de vida en las últimas competiciones del que se esperaba un salto mayor que hacia el Fenerbahce. En la búsqueda por un gol rápido con el que atenazar a Croacia participaron sin éxito Tchouaméni, Barcola o Dembélé. Todos se daban contra un muro sufrido, pero impenetrable.
Peor fue el penalti de Cristiano Ronaldo contra Dinamarca, que no le ayudará a llegar al dorado de sus 1.000 goles. Por suerte para el portugués, forzó a Andersen para un gol en propia que igualó la eliminatoria. En la otra eliminatoria en juego, Alemania ganaba al descanso con comodidad frente a una Italia anticompetitiva, enterrada en errores absurdos como el de Donnarumma en el segundo gol. Un fallo de actitud y cocnentración que recordó a aquel gol del Liverpool contra el Barça en Anfield. Imperdonable y fiel reflejo de un 3-0 que restaba emoción a la eliminatoria.
Maignan, héroe francés en los penaltis
Michael Olise es uno de los mejores talentos que tiene Francia. Un jugador nacido de la multiculturalidad: su padre es nigeriano, su madre es franco-argelina y, de entre todas esas opciones, él escogió estar con el cuadro galo. Y con la camiseta azul, el jugador del Bayern anotó, tras la renudación un gran gol de falta con el que superó la barrera para dejar a Livakovic haciendo la estatua. El problema para los de Deschamps, es que Croacia tiene esa mala costumbre para sus rivales de convertirse en inmortal. Se repuso y entró en el cara a cara contra una escuadra que afilaba la remontada por las bandas.
Existió un goteo incesante de oportunidades, con Mbappé completamente encendido, como las bengalas que aparecieron en uno de los sectores del Stade de France. Los de Dalic jugaban en el alambre, cargados de amarillas importantes, como las de Kovacic o Gvuardiol, a los que el ritmo del partido les pasaba por encima. Démbéle puso en acción su estado de gracia con un remate fino y seco para empatar el partido a diez para el final. El del PSG lleva 31 tantos en 39 partidos, 23 en 2025, año en el que es máximo goleador. Croacia estaba muerta y el reflejo de la defunción era un exhausto Modric incapaz de ajustarse la cinta del pelo. Ante una inmimente prórroga, fue sustituido con el 2-0 en el marcador.
De los tres enfrentamientos de cuartos de la Nations, tres se fueron al tiempo suplementario. Además del Francia – Croacia, el España – Países Bajos y el Portugal – Dinamarca después de una segunda parte demoníaca con cuatro goles, uno de ellos de Cristiano, para resarcirse del error del primer tiempo. 120 minutos y, en el peor de los casos, penaltis, para jugadores cuya mayoría de clubes cargan contra el calendario. Italia intentó el pleno, para igualar hasta el 3-3, insuficiente para tumbar a Alemania, que será sede de la ‘final four’.
En la prórroga, donde Portugal tumbó a Dinamarca, no cambió el guion de acción-resistencia, siendo el primer argumento de Francia y el segundo de Croacia. Las verdaderas horas extra las hacía Livakovic, al que Doue, otra de las sensaciones del PSG, llevó al límite con dos obuses. Deschamps recurrió a Camavinga en el desenlace de esta larguísima eliminatoria que se decidió en los penaltis. Maignan paró el primero a Baturina y Mbappé marcó, con suspense (como Tchouaméni), el primero de una tanda trágica que Francia parecía tener controlada, pero que los fallos de Koundé y Theo Hernández cambiaron de signo.