El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua dispone de siete acepciones para el término «monstruo». En la quinta entrada se puede leer: «Persona muy cruel y perversa». Es la definición más corta y la que más se podría ajustar a un hombre recientemente detenido en Zaragoza.
Agentes de la Policía Nacional, pertenecientes a la Jefatura Superior de Policía de Aragón, en cooperación con los uniformados de la Ertzaintza detuvieron el pasado miércoles a un ciudadano de origen nicaragüense de 35 años con una ristra de hechos imputables. Los miembros del Grupo de Delitos Tecnológicos le acusan de elaboración, posesión y distribución de pornografía infantil, grooming, agresión sexual a menores, exhibicionismo y provocación sexual.
El sujeto en cuestión es C. A. Z. A., un varón de complexión fuerte, pelo oscuro y barba prolongada y estatura media. Según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes cercanas a la investigación del caso, el presunto pederasta tenía antecedentes previos por delitos de robo con violencia.
El supuesto delincuente accedió a grupos de mensajería instantánea a través de la red social Viber. Dentro de esta aplicación, el ciudadano acusado de pornografía infantil pertenecía a un grupo, llamado «Yes», con 850 integrantes más, según han podido confirmar fuentes a este diario. En esta comunidad es donde el supuesto groomer compartía los vídeos de carácter sexual donde aparecían niñas menores de edad.
La investigación parte de varias denuncias recibidas en la comisaría de Guipúzcoa, todas ellas en materia de violencia de género. Se registró un domicilio que el sospechoso tenía en el municipio vasco de Lasarte-Oria, ubicado a escasos kilómetros de la capital. Durante esta entrada, se decomisaron 11 dispositivos electrónicos que fueron analizados por los especialistas policiales. Los agentes hallaron fotografías, vídeos y conversaciones relativas al abuso sexual infantil. El registro se completó con la autorización del Juzgado de Instrucción número 2 de San Sebastián.
De dicho análisis se pudo comprobar que los vídeos y resto de material multimedia los obtuvo de la red social Viber, más concretamente del grupo al que perteneció. La investigación continúa abierta dado que no se descartan más detenciones y para ello trabajan los agentes de la Ertzaintza junto con la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional.
Días más tarde de comenzar la denominada ‘operación Zutabe/Utzi‘, las pesquisas policiales condujeron a los agentes hasta la ciudad de Zaragoza. En una céntrica avenida de la provincia, los uniformados registraron otro domicilio. El día de la detención hallaron en este domicilio dos discos duros con material pornográfico donde se hallaron menores implicados.
Los instructores del caso pudieron dilucidar que en uno de los dispositivos electrónicos analizados se encontraba una galería oculta donde se observaron varias carpetas con imágenes del sujeto investigado manteniendo relaciones sexuales con la menor. «Se localizó una gran cantidad de material de abuso sexual infantil», señalaron los investigadores de delitos tecnológicos. «Los agentes localizaron grabaciones de actos sexuales con personas menores de corta edad», mantienen los policías.
Un agente de Delitos Tecnológicos de la Ertzaintza analizando el material aprehendido.
El presunto pederasta fue enviado a los calabozos de la comisaría de Actur-Rey Fernando, según informa El periódico de Aragón. Permaneció en dependencias policiales hasta que el titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza le envió a la prisión de Zuera.
Fuentes penitenciarias consultadas por EL ESPAÑOL relatan que C. A. Z. A. llegó al centro penitenciario zaragozano en torno a las 00:00 horas de la noche del viernes 21 de marzo y que se pudieron observar «muchas hojas de ingreso, más de las habituales», dada la batería de delitos que se le imputan al sujeto.
Cerco al ‘grooming’
Tal y como revelaron fuentes policiales a este periódico, en 2023 se detuvo en la comunidad autónoma de Aragón a 11 personas por delitos relacionados con la pornografía infantil. En numerosas ocasiones, estos abusos derivan en el denominado grooming.
El anglicismo hace referencia a una práctica habitual en los abusadores sexuales de menores que consiste en el acoso a través de redes sociales. Generalmente, para ganarse la confianza de sus víctimas, adoptan un lenguaje infantil y se hacen pasar por personas de su misma edad.
El domicilio de la víctima, el lugar más común
El Ministerio del Interior explicó que el 75% de los agresores sexuales pertenecen al entorno de la víctima y que el 98% de los delincuentes son hombres. Siguiendo en esta línea, el estudio publicado por la cartera de Fernando Grande-Marlaska subraya que en el 64,11% de los casos los abusos no se reducen a un único episodio, sino que se repiten en más de una ocasión o se producen de forma continuada.
Y en cuanto al escenario donde se producen con mayor frecuencia estos actos, el domicilio de la víctima es precisamente el lugar en el que con mayor frecuencia se produce la agresión (en el 33,54% de los casos), seguido por el del agresor (31,47%).
