El último relevo de la minería del carbón en Asturias salió de las entrañas del pozo San Nicolás de Ablaña, en Mieres, el 17 de diciembre. Fin de una era. Relevo es un término muy minero. Suena a eslabón de cadena y evoca camaradería. El relevo era alivio para el que veía la luz y sacrificio para el que se adentraba en la oscuridad del pozo. Era continuidad. La polea del castillete seguía girando y girando. Ya no lo hace.
Hace años que en Asturias falta relevo. Sobre todo poblacional e industrial. Es grave, pero en los últimos tiempos han aparecido algunos síntomas de recuperación. La envejecida Asturias logró en 2023 y 2024 frenar la hemorragia demográfica gracias a una inmigración llegada principalmente de Hispanoamérica que ha encontrado empleo, principalmente en el creciente sector turístico. Estos inmigrantes han evitado que el Principado derribe el simbólico listón del millón de habitantes. Incluso Asturias está ganando población activa, aunque siga siendo la región con menor tasa de España, con apenas el 52% según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Tener una tasa de población activa raquítica es tener una muy mala carta en la partida del futuro económico. Tampoco parecía una buena carta ser la región de España más impactada por la obligada descarbonización de la industria. En Asturias cerró la minería del carbón, las centrales térmicas se están apagando y la gran industria electrointensiva, que tiene un peso excepcional en la región con compañías como ArcelorMittal o Asturiana de Zinc, está obligada a una mil millonaria transformación en la que corre el riesgo de caerse por el camino si pierde la competitividad en los mercados internacionales en los que opera.
El cierre en 2019 de la factoría de Avilés de la multinacional estadounidense del aluminio Alcoa fue el primer cerrojazo vinculado directamente con las tensiones que la descarbonizacion provoca sobre los precios de la energía. Ese mismo año, la multinacional británica Vesuvius cerró la fábrica de productos refractarios que tenía en Langreo para concentrar actividad en Polonia y reducir costes. Fue una deslocalización en toda regla.
Un lustro después, la fábrica de Alcoa en Avilés ha sido adquirida por la compañía Windar Renovables -del grupo asturiano Daniel Alonso y controlada por el fondo británico de capital riesgo Bridgepoint-, para fabricar componentes XXL para parques eólicos marinos flotantes. Y las instalaciones de Vesuvius en Langreo están siendo reconvertidas por la compañía ovetense Exiom, aliada con Iberdrola, para fabricar placas solares fotovoltaicas.
Las renovables necesitan minerales críticos / Shutterstock
Nueva vida para los pozos
La transición energética que amenaza a la industria asturiana también está propiciando un relevo fabril. Incluso están surgiendo proyectos en los terrenos que se van a liberar en las centrales térmicas de carbón. En las de Aboño y Soto de Ribera, propiedad de EDP, se construirán plantas de producción de hidrógeno verde y en la de Lada, propiedad de Iberdrola, la multinacional Bayer ha reservado suelo para ampliar la actividad que tiene en una planta química anexa y descarbonizar al 100% la producción del ácido acetilsalicílico que demanda la compañía a nivel mundial. La aspirina, cuyo principio activo se fabrica en Asturias para todo el mundo, será verde. Los dolores de cabeza se irán sin emisiones.
Hasta los pozos mineros de carbón de la empresa estatal Hunosa se asoman a una segunda vida por iniciativa pública, con proyectos como la transformación del pozo San Jorge en un centro de almacenamiento de datos; la del pozo Carrio, en un centro de experimentación agroalimentario; la del pozo Fondón, en planta de producción de hidrógeno verde con agua de mina, y la del pozo Santiago, en campo de estudio para la habitabilidad de la Luna.
La descarbonización también ha supuesto un soplo de viento a favor para el sector de construcción naval asturiano, que se había especializado en buques a medida de bajas emisiones y ahora se está aprovechando de la renovación de flotas en Europa. Astilleros Armón, con sede en Navia, está reverdeciendo las flotas de barcos de pasaje de la naviera española Baleària, de la italiana Liberty Lines y de la francesa Compagnie Maritime Nantaise, y Astilleros Gondán, con sede en Castropol, es un referente europeo en la fabricación de sofisticados buques de apoyo a parques eólicos marinos.
El naval es un sector tradicional de la industria asturiana que tocó fondo a finales del siglo pasado, que se reconvirtió y que va viento en popa. Pero ahora hay otra industria tradicional que parece, incluso, más emergente que la naval: la de defensa. La fabricación de armas está ligada al origen de la industrialización asturiana. En 1794 comenzaron las obras de la fábrica de armas de Trubia, en el concejo de Oviedo, y dos siglos y medio después sigue activa. Allí Santa Bárbara Sistemas fabrica vehículos de combate 8×8 Dragon para el consorcio Tess Defence -auspiciado por el Gobierno español e integrado por Indra, Sapa Placencia, Escribano Mechanical & Engineering y la propia Santa Bárbara- y componentes de blindados para otros proyectos internacionales de General Dynamics, multinacional estadounidense a la que pertenece. Además, también en Trubia, la alemana Rheinmetall fabrica munición de mediano y gran calibre tras adquirir al grupo español Maxam su filial Expal.
La invasión de Ucrania por el este y el giro de la política exterior de EEUU por el oeste han encendido la mecha de un rearme en Europa que Asturias está en condiciones de explotar. Indra, que ha tanteado la compra de Santa Bárbara Sistemas, acaba de anunciar la adquisición en Gijón del taller de calderería pesada de Duro Felguera -centenaria firma asturiana de ingeniería industrial y bienes de equipo con problemas financieros- para transformarlo en una fábrica de vehículos blindados. Además, el consorcio Tess Defence, liderado desde octubre por la propia Indra, también ha anunciado otra fábrica de blindados en Asturias para la que busca suelo, y otro de los socios de Tess, Escribano Mechanical & Engineering, ultima la apertura de un centro de investigación y desarrollo en Avilés al que acompañará otra planta de producción.
Política agresiva
Asturias tiene nuevas armas para no rendirse. La Administración regional había empaquetado con esmero la experiencia acumulada en el sector de la defensa durante más de dos siglos y medio, su tradición industrial, su disponibilidad de suelo y la mejora de las comunicaciones y, bien envuelta, la había puesto en la puerta de las grandes compañías del sector en España. Cuando estas otearon el rearme en Europa, dirigieron el punto de mira hacia Asturias.
«En atracción de inversiones seguiremos con una política intensa, por no decir agresiva, en el sector de la defensa y en otros como el agroalimentario, el de las energías renovables e, incluso, el audiovisual. La estrategia es mantener y reforzar la industria que tenemos en Asturias, pero también no ser ajenos a esos cambios a nivel global en los que Asturias puede jugar un papel clave«, destacó David González, director ejecutivo de la agencia regional Sekuens, durante su última comparecencia en la Junta General del Principado de Asturias para explicar el plan de acción regional en captación de inversiones.
El catedrático de Economía Aplicada Juan Vázquez, exrector de la Universidad de Oviedo, presidió el Consejo Asesor de Asuntos Económicos del Principado, último órgano externo que dio indicaciones para guiar el rumbo de las políticas de reactivación de Asturias. Apunta que es difícil y arriesgado definir qué sectores tienen más oportunidades para Asturias «porque dentro de un sector puede haber simultáneamente actividades de éxito y en declive, e incluso en sectores declinantes, puede haber actividades emergentes, si saben adaptarse, modernizarse y aprovechar las oportunidades». Pone un ejemplo: «El circo ha sido desplazado por las formas de entretenimiento que han incorporado la televisión o las plataformas digitales, pero el Circo del Sol ha acertado a sobrevivir e impulsarse a base de reinventar esa actividad».
¿Y en dónde podría dar el salto con red Asturias? «Las oportunidades me parece que se encuentran tanto en algunas actividades de implantación tradicional, en las que se han ido acumulando conocimiento y ventajas, como en sectores emergentes. Por tradición e implantación el sector metalúrgico, lo relacionado con las energías verdes y, especialmente en los momentos actuales, el armamento y la defensa. Por recursos disponibles, hay ventajas en el sector agroalimentario y en ciertos segmentos del turismo. Y por expectativas de demanda, las actividades relacionadas con el envejecimiento de la población, la atención a mayores y la sanidad, y las relacionadas con el ocio, el diseño y las tecnologías digitales, donde contamos con recursos humanos y algunas iniciativas y proyectos de interés que han alcanzado ya cierta densidad», destaca Vázquez.
Proyectos por despejar
En cambio, ve «riesgos tan importantes y decisivos como el del futuro de la siderurgia». Ahí alerta de peligro de caída sin red, porque las inversiones para su transformación no están despejadas y de las factorías de la multinacional ArcelorMittal en Gijón y Avilés -que conforman la última siderurgia integral de España con sus hornos altos, acerías y talleres acabadores- dependen casi 5.000 empleos directos.
Cuesta imaginarse un futuro para Asturias sin una potente industria del acero, como costaba imaginar hace unos pocos años que la «aislada» región pudiera ser foco de inversión de grandes proyectos de logística. Hasta que desembarcó en Siero el gigante Amazon con su plataforma de almacenaje y distribución para el noroeste de España y el norte de Portugal. Siempre habrá actividades emergentes y en declive, la clave está en que lo nuevo tenga el mismo o más empuje que lo viejo. Que el relevo haga que la rueda de Asturias siga girando y girando con fuerza.