Tres son las Damas principales de la cultura íbera: las halladas en Elche, Guardamar del Segura y Baza. Las tres tienen elementos significativos que las relacionan, pero sólo una, la ilicitana, es un símbolo que no deja de estar de moda y que en los últimos tiempos ha sido relacionada incluso con la vida extraterrestre. Un estudio comparativo realizado utilizando inteligencia artificial desvela que la presencia del busto hallado en La Alcudia es, por mucho, el más popular y buscado en el nuevo mundo, el virtual que ofrece internet, y el sociovirtual que se desprende de las redes.
La popularidad de la Dama de Elche en internet
Primera cifra significativa: un millón y medio de resultados son los que ofrece Google, el gran oráculo digital del siglo XXI, cuando en su barra infinita de búsquedas invocamos a la Dama de Elche. Un torrente de información, un alud de 1.200 imágenes que la inmortalizan, multiplicando su presencia en la memoria colectiva.
Pero el esplendor no se reparte de manera equitativa en el panteón de las damas ibéricas. La Dama de Baza, majestuosa pero más discreta en el imaginario popular, se enfrenta a cifras más modestas: 300.000 resultados, 400 fotografías. Y luego, como un eco lejano, como un susurro en el viento del tiempo, la Dama de Guardamar: apenas 15.000 registros y 200 fotografías. Un abismo de visibilidad separa a estas figuras, tres guardianas del pasado con destinos digitales desiguales. ¿Es esto simple consecuencia del azar de los hallazgos arqueológicos o la prueba de que el algoritmo de la historia, como el de Internet, favorece solo a los ídolos más antiguos y mejor narrados?
Un busto con historia y misterio
Sin entrar a analizar el valor escultórico o histórico de cada una de las piezas, no hay duda de que el romanticismo detrás del hallazgo, venta y recuperación de la Dama de Elche tiene su peso en la leyenda. También la reivindicación histórica de los ilicitanos para que la pieza descanse y pueda ser admirada en su tierra, como lo hizo provisionalmente a lo largo de casi seis meses en 2006 y durante catorce días con motivo del VII centenario del Misteri d’Elx, en 1965.
Carátula del vídeo de «Enigmas de Naia» que se puede ver en YouTube. |
Siguiente dato que refleja el predominio del busto ilicitano: en YouTube, la principal plataforma de vídeo del momento, el término «Dama de Elche» se encuentra en 1.200 resultados, con tres trabajos destacados: «La Dama de Elche, icono de ayer y hoy», con ocho meses de antigüedad; «El misterio de la Dama de Elche» (diez años) y varias producciones sobre el busto en la historia. En esta plataforma hay un vídeo que cuenta con 1.500 «likes» y que se titula «¿Era la Dama de Elche miembro de la realeza Anunnaki?». Y es que el misterio en torno a esta escultura siempre ha sido uno de sus atractivos principales. ¿Podría tratarse incluso de una representante extraterrestre?
La Dama de Elche: un ícono eterno
Realmente son muchos más los años que la Dama de Elche es conocida. Hallada en 1897 y bautizada como «Reina Mora», fue malvendida a un arqueólogo francés, que pagó 4.000 francos por ella. Fue en el Museo del Louvre donde le acuñaron el nombre con el cual es ahora mundialmente conocida, «La Dama de Elche», y no fue hasta 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando el dictador español, Francisco Franco, consiguió recuperarla. Primero fue acogida por el Museo del Prado, donde permaneció hasta 1971, momento en el que fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional. Solo ha visitado su ciudad natal en las dos ocasiones citadas y sus vecinos piden que les sea devuelta.
Las redes sociales son otro de los elementos que denotan el poder popular de la Dama de Elche sobre sus «compañeras». Instagram, Facebook o X tienen una elevada presencia de la escultura ilicitana. Por ejemplo, en la cuenta @damade_elche hay 682 seguidores y casi 500 publicaciones en torno a la Dama ilicitana. En Facebook, la página «Dama de Elche» dispone de 1.159 «likes» y 4.500 visitas.
La supremacía digital de la Dama de Elche es incuestionable. Su historia, su halo de misterio y su persistente presencia en la memoria colectiva la han convertido en un icono que trasciende el ámbito arqueológico para instalarse en el imaginario popular. Mientras Baza y Guardamar resisten en la sombra, la ilicitana brilla con luz propia, alimentada por el fervor de sus defensores y por el inagotable caudal de teorías que la rodean. Ya sea como emblema cultural, pieza de museo o enigma extraterrestre, la Dama de Elche no solo pertenece al pasado: reina en el presente y, al ritmo que avanza su mitificación, parece destinada a dominar el futuro.
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