Al contrario de lo que ocurre en las causas judiciales abiertas en Madrid contra la esposa de Pedro Sánchez o la que trata de averiguar si el fiscal general del Estado incurrió en una revelación de secretos que perjudicó a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, en las que la Fiscalía no ve indicios de delito e insta el archivo, la abierta en un juzgado de Instrucción Badajoz contra David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, sí cuenta con el aval del Ministerio Público.
De hecho, los últimos autos dictados por la Audiencia de Badajoz se apoyan en los argumentos del fiscal del caso para validar la instrucción que realiza la jueza Beatriz Biedma y su decisión de intervenir las comunicaciones entre trabajadores de la Diputación Provincial. Todo ello para avanzar en sus pesquisas sobre la contratación en 2023 de Luis Carrero, un ex asesor en Moncloa que actualmente ocupa un puesto directivo en esta institución.
La magistrada ve indicios de que su fichaje sirvió para dar cobertura de legalidad a la «satisfacción» de las «preferencias personales» de David Sánchez una vez llegó a un puesto que habría sido creado expresamente para él en el órgano provincial, y apunta a posibles delitos de tráfico de influencias y prevaricación.
Por su parte, los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia de Badajoz validan en sendos autos que fueron notificados este viernes tanto la incautación de los correos electrónicos intervenidos sobre la contratación realizada a Carrero como el encargo realizado la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil para que los analizara.
«Recogida de arrastre»
Acogen para ello una doctrina denominada de la ‘recogida de arrastre’ que apunta la Fiscalía en sus informes, contrarios a las tesis de la defensa. Dicha doctrina «permite esa afectación a comunicaciones de terceras personas con los inicialmente investigados, sin que por ello se quebrante derecho fundamental alguno».
Para fundamentar el uso de este argumento, la Audiencia acude a una circular del año 2013, siendo fiscal general Eduardo Torres Dulce, que indica que la propia naturaleza de estas intervenciones «determina que afecta no solo al titular de la línea sino también a sus interlocutores». Se trata de un principio avalado también por la doctrina del Tribunal Supremo.
Esta parte de la investigación se inició tras salir a la luz un mail con fecha de julio de 2022 en el que el entonces trabajador en presidencia se dirigía al músico como «querido hermanito» y trataba con él varios asuntos profesionales referidos a proyectos musicales en los que Sánchez ya estaba trabajando. Un año después Luis Carrero fue contratado por la Diputación como coordinador de Centros y Programas de Actividades Transfronterizas.
Para la Fiscalía, y así lo acoge la Audiencia en los fundamentos de sus autos, lo referido a la relación entre David y el ex asesor de Moncloa no constituye un hallazgo casual que obligue a la incoación de causa autónoma, sino unos hechos que permiten avanzar en la misma investigación ya abierta sobre «la creación y modificación de nomenclatura del puesto de trabajo del señor Sánchez adaptándolo a sus necesidades bajo apariencia de legalidad». Y ello porque «existirían relaciones –de Carrero– con el investigado incluso anteriores a que aparecieran sus puestos en el organigrama de la Diputación».
«Realidad de los proyectos»
De lo que se trata es de determinar en relación con la Oficina de Artes Escénicas, a cuyo frente se encontraba el hermano del presidente del Gobierno hasta su renuncia el pasado febrero, cuál era su «composición, funciones o realidad de los proyectos diseñados,» a fin de completar los fines iniciales de la investigación del delito».
En atención a todo ello, los tres magistrados que han revisado los recursos de apelación presentados por la defensa de David Sánchez concluyen que «existe, pues una motivación pertinente» en las decisiones de la jueza Biedma que consideran «adecuada y suficiente (…) sin que desde luego quepa cuestionar diligencias de investigación sin más, a modo de paralización de la causa con continuos recursos«.
