Una agonía interminable

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una sesión de control en el Congreso.

Los más escépticos entre los adversarios coinciden con los más fanáticos entre los leales en que ya encontrará Pedro Sánchez la forma de escapar por enésima vez de la catástrofe, que en su caso consiste en verse desplazado del poder. Lo dudo mucho. Pero eso no es lo más importante. Lo más espeluznante es la degradación brutal del sistema democrático representativo, de los valores liberales, de la dignidad civil. La perversión de las reglas de juego y de los valores constitucionales a cielo raso, el guerracivilismo más ruin y destructivo, los procesos de deslegitimación en marcha. Ya sé, ya sé que les molesta, pero la responsabilidad principal corresponde al PSOE, que gobierna desde hace ya siete años, y que desde hace más de año y medio chapucea miserablemente para conseguir otros tres meses controlando los ministerios. Cualquier cosa ya no para agotar la legislatura, sino para llegar al verano, luego al otoño, a ver si escapamos hasta el invierno y que sigan rodando los dados, y si sale un cuatro pero los de Puigdemont afrman que sea un seis, que sea un seis, y que le pongan otra ronda al caballero, que pagamos nosotros. Todos.

Fuente