Muere George Foreman, el legendario boxeador campeón del peso pesado y rival de Muhammad Ali, a los 76 años

El boxeador estadounidense George Foreman, que recuperó el título del peso pesado tras volver del retiro y se convirtió en un exitoso empresario, murió este viernes a los 76 años, según confirmó su familia.

«Humanitario, olímpico y dos veces campeón mundial del peso pesado, fue profundamente respetado, un hombre de disciplina y convicción, un defensor de su legado, luchando incansablemente por preservar su buen nombre y el de su familia», escribió su familia en una publicación en Instagram.

Foreman fue un púgil intimidante, conocido por sus golpes demoledores. En 1974, perdió su primer título ante Muhammad Ali en el mítico combate «Rumble in the Jungle». Dos décadas después, con una imagen más afable y un físico más corpulento, recuperó la corona al noquear a Michael Moorer.

Su regreso al boxeo y la fortuna que amasó vendiendo parrillas eléctricas con tecnología para reducir la grasa lo convirtieron en un símbolo de superación y éxito, especialmente para la generación del Baby Boom.

Estrellato en el boxeo

Foreman nació el 10 de enero de 1949 en Marshall, Texas, pero poco después su familia se trasladó a Houston, donde creció junto a sus seis hermanos, bajo el cuidado de su madre soltera. Criado en un entorno de pobreza en el segregado sur de Estados Unidos, abandonó la escuela secundaria y recurrió a los atracos callejeros, aprovechando su tamaño y fuerza.

Fue el programa gubernamental Job Corps, impulsado por el presidente Lyndon B. Johnson como parte de su iniciativa «Great Society», lo que le brindó una segunda oportunidad. «Me rescató de la calle», escribiría Foreman años después. A los 16 años, dejó Texas y encontró en el boxeo una vía para canalizar su ira y su imponente físico.

A los 19 años, en su combate número 25 como aficionado, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 1968 en la categoría de peso pesado. Su transición a la categoría profesional fue fulgurante: encadenó 37 victorias consecutivas antes de enfrentarse al campeón Joe Frazier en Kingston, Jamaica, a quien derrotó por nocaut técnico en el segundo asalto.

Defendió el título en dos ocasiones antes de enfrentarse a Muhammad Ali en Kinshasa, Zaire (actual República Democrática del Congo), en uno de los combates más célebres de la historia del boxeo. Ali, quien había perdido su cinturón siete años antes por negarse a ser reclutado para la guerra de Vietnam, era considerado el gran desfavorecido frente al más joven y poderoso Foreman. Sin embargo, empleó una estrategia de desgaste, resistiendo los golpes de su rival hasta noquearlo en el octavo asalto.

«Era una máquina de lanzar golpes», declaró Foreman a Reuters en 2007. «Esa fue la primera vez que di todo lo que tenía y no sirvió de nada».

Un inesperado regreso

Devastado por la derrota, Foreman se retiró temporalmente del boxeo. Tras una nueva derrota profesional, en 1977 decidió dejar el deporte definitivamente y se convirtió en ministro de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Sin embargo, una década después, con 38 años, un peso de 143 kilos y motivado por la necesidad de recaudar fondos para un centro juvenil en Texas, sorprendió al mundo al anunciar su regreso al cuadrilátero.

Ganó 24 combates consecutivos, perdiendo peso paulatinamente en el proceso, hasta que en 1991 cayó por decisión en 12 asaltos ante Evander Holyfield. Tres años después, en 1994, logró la hazaña de noquear al invicto Michael Moorer y recuperar el título de peso pesado a los 45 años, convirtiéndose en el campeón más veterano de la historia en esa categoría.

Foreman se retiró definitivamente en 1997, cerrando su carrera profesional con un récord de 76 victorias y solo cinco derrotas.

Éxito como empresario

Foreman estuvo casado cuatro veces en las décadas de 1970 y 1980. En 1985, contrajo matrimonio con Mary Joan Martelly, su esposa hasta el final de su vida. Tuvo cinco hijos, todos llamados George, cinco hijas biológicas y dos hijas adoptivas.

En los años 90, tras su retiro, se convirtió en un exitoso hombre de negocios y rostro publicitario de múltiples productos, destacando su asociación con la empresa Salton Inc., fabricante de parrillas eléctricas. En 1999, la compañía le pagó 137,5 millones de dólares por el uso de su nombre en su línea de parrillas y otros productos.

«Lo que hago es enamorarme de cada producto que vendo», escribió en su autobiografía By George. «Eso es lo que vende. Igual que predicar».

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