Contar con la suficiente capacidad de almacenamiento para absorber los excesos de generación de energía en plantas solares y eólicas y evitar que la producción se pierda es uno de los grandes quebraderos de cabeza del sistema eléctrico. Y una de las alternativa son los parques de baterías, que permiten almacenar energía para su uso posterior evitando que el suministro experimente fluctuaciones debido al clima, los apagones o, incluso, por razones geopolíticas. Y 2025 será el año de las baterías. El Ministerio para la Transición Ecológica tiene sobre la mesa 140 proyectos de almacenamiento energético que requerirá una inversión superior a los 3.000 millones de euros, según explicó hace tan solo unos días la ministra Sara Aagesen, y Castellón también está en el punto de mira de los inversores.
Aunque buena parte de los proyectos se ubican en comunidades como Asturias o Galicia, solo en el último mes han comenzado a tramitarse iniciativas para construir tres plantas de baterías en la Vall d’Uixó. El grupo manchego ID Energy prevé dos parques que suman 116,55 MW de potencia en la zona sur de la localidad, mientras que una multinacional china quiere levantar un parque de almacenamiento de baterías de 55 MW. Entre los tres suman casi 172 MW y 165 millones de euros de inversión.
Estos tres parques tienen todavía un largo camino por recorrer (la tramitación de una planta de almacenamiento de energía mediante baterías es mucho más rápida que la de un parque solar) y que hayan escogido la Vall no es casualidad. «La clave está en que los terrenos elegidos están muy cerca de la subestación de la Vall», coinciden en varias empresas de ingeniería energética.
La cercanía de la subestación es una de las claves, pero hay otras. Y entre todas destacan la proximidad a varios polígonos industriales o a la gigafactoría de Sagunt.
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