Adolescencia, la vida en un solo plano

Cuando arranca el año, es habitual hacer quinielas sobre cuáles van a ser las series más esperadas. Es normal que en estos listados se incluyan algunos de los títulos de mayor presupuesto y con las que las plataformas intentan dar la campanada. A medida que pasan los meses, estas previsiones se van revisando. Títulos de los que se esperaba todo, acaban fracasando al comprobar que eran un truño. Pero también ocurre lo contrario, series más modestas, de las que nadie esperaba nada, terminan convirtiéndose en una de las mejores del año. Es lo que acaba de pasar con Adolescencia, el último bombazo de Netflix. El boca a oreja la ha erigido como uno de los títulos más vistos de la semana. No es un éxito efímero, sino que tiene vocación de dejar huella. Casualmente, se ha estrenado casi al mismo tiempo que Estado Eléctrico, el blockbuster de los hermanos Russo en el que la gran N roja ha invertido más de 300 millones de dólares, dejando claro que la calidad es mejor que la cantidad. Adolescencia con un presupuesto más modesto da mucho más.

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