«España no ha hecho ningún avance en la lucha contra el tabaquismo” y su estrategia actual, basada en restricciones sin alternativas, podría mantener “el número de fumadores alto”. Así lo advirtió este miércoles el psicólogo clínico Karl Fagerström, creador del test de dependencia a la nicotina, durante un encuentro que ha reunido a expertos de todo el mundo bajo el título ‘Avances en la lucha tabáquica: España vs. experiencias internacionales’, organizado por la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo.
En la jornada participaron también el cardiólogo Konstantinos Farsalinos, investigador de la Universidad de Patras (Atenas), y el cirujano oncológico Fernando Fernández Bueno, portavoz de la plataforma, quienes coincidieron en subrayar la necesidad de adoptar enfoques más realistas y basados en la evidencia científica. La mayoría de los especialistas abogaron por un modelo similar al de Suecia, que ha conseguido reducir notablemente la incidencia de cáncer de pulmón apostando por la reducción de daños en la lucha contra el tabaquismo
Críticas a los planes de Sanidad
El evento tuvo lugar en un momento clave, tras la aprobación en 2024 del Plan Integral de Tabaquismo por parte del Ministerio de Sanidad, que incluye un Real Decreto para regular productos como los cigarrillos electrónicos y las bolsas de nicotina. Los expertos valoraron positivamente medidas como la subida de impuestos al tabaco convencional o el empaquetado genérico, pero mostraron su preocupación por la equiparación de los nuevos productos al cigarrillo de combustión, sin estudios científicos que avalen esta decisión.
Asimismo, consideran que la regulación que se plantea sobre estas alternativas equivale a una «prohibición de facto» con medidas como restringir los sabores o establecer un límite tan bajo a la cantidad de nicotina que pueden tener las bolsas, algo que, según los expertos, les restaría eficacia.
“Esta prohibición de facto es un grave error en términos de salud”, señaló Fernández Bueno, quien recordó que “la ciencia ha demostrado que ambos productos son sustancialmente menos dañinos, y contribuyen a la cesación tabáquica”.
Suecia, referente en la reducción del tabaquismo
Los expertos destacaron el caso de Suecia como ejemplo de estrategia eficaz. Según explicó Fagerström, el uso de productos de nicotina de uso oral, como las bolsas de nicotina, ha permitido reducir la tasa de fumadores a solo un 4,5%, por debajo del umbral que la OMS considera como “país libre de humo”.
Este modelo ha permitido no solo reducir el consumo de tabaco, sino también los efectos sobre la salud. Un informe de la organización Smoke-Free Sweden señala que, aunque Suecia tiene un nivel de consumo de nicotina similar a la media europea, registra un 41% menos de incidencia de cáncer de pulmón y la mitad de las muertes asociadas al tabaco que otros países del entorno. Las cifras avalan el modelo Suecia ha logrado reducir la mortalidad por cáncer de pulmón mucho más que la media de la UE.
Reino Unido, otro caso de éxito
Además de Suecia, los doctores citaron otros países como Islandia, Noruega o Reino Unido, que han incorporado los nuevos productos como parte de su estrategia de salud pública. En el caso británico, los responsables de Sanidad promovieron el uso de cigarrillos electrónicos como herramienta para abandonar el tabaco, lo que ha permitido reducir la tasa de tabaquismo al 12%, lo que supone 13 puntos porcentuales por debajo de la española.
El riesgo de un mercado negro
Uno de los aspectos más debatidos fue el impacto potencial de las prohibiciones sobre sabores y concentraciones de nicotina. Según Farsalinos, lejos de proteger a los usuarios, estas restricciones podrían fomentar la aparición de mercados paralelos no regulados y dificultar el abandono del tabaco. Por otro lado, señaló que los datos del Centro de Control de Enfermedades de EEUU no sustentan la supuesta epidemia de vapeo juvenil y, sin embargo, sí sobre la posibilidad de que las prohibiciones de sabores aumenten las tasas de tabaquismo.
Los especialistas recordaron que no todos los fumadores logran abandonar el tabaco con los métodos tradicionales. Por ello, insistieron en que ofrecer alternativas más seguras debe formar parte de cualquier estrategia que aspire a ser efectiva.