El Gobierno avanza con la segunda fase de la reordenación del accionariado de Talgo, que se activará una vez el consorcio vasco encabezado por el presidente de Sidenor, el empresario José Antonio Jainaga, culmine la compra del 29,8% de los títulos hoy en manos del fondo británico Trilantic. La idea del Ejecutivo sigue siendo dar entrada en el capital a un socio inversor extranjero, a priori de carácter industrial. Los dos grandes candidatos son la polaca Pesa y la india Jupiter Wagons, aunque en las últimas semanas la segunda ha ido ganando enteros frente al buen posicionamiento que siempre había tenido la primera.
Durante las negociaciones iniciadas por Trilantic para vender su participación en Talgo presentaron sus credenciales para lanzar una opa la ferroviaria polaca Pesa, una empresa controlada por el fondo estatal público PFR (similar a la SEPI española) y Jupiter Wagons, una compañía cotizada en India, pero con presencia en España. Ambas opciones fueron descartadas no por el primer titular de acciones del fabricante, sino por el Gobierno, que priorizó que la empresa estuviese controlada por manos españolas y vascas.
Esta negociación terminó con un preacuerdo entre Trilantic y José Antonio Jainaga, apoyado por el Instituto Vasco de Finanzas y las fundaciones bancarias BBK y Vital, para adquirir el 29,8% en manos del fondo británico, un trato que aún no se ha materializado más de un mes después de anunciarse. Jainaga sigue negociando la fórmula de pago de la multa de más de 100 millones que ha interpuesto Renfe a Talgo por el retraso en un pedido de tres, que el Gobierno insiste que no puede levantar aunque sí flexibilizar. La idea del Ejecutivo es que, además del presidente de Sidenor y sus socios vascos, terminen entrando en el accionariado con un 5% cada uno la SEPI y Criteria, brazo inversor de la Fundación La Caixa, tal y como ha venido informando este periódico.
El adelantamiento de India
El ‘esquinazo’ dado por el Gobierno a los extranjeros interesados en adquirir Talgo no sentó nada bien especialmente en Polonia, que llegó a reconocer públicamente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su interés de lanzar una oferta pública de adquisición (opa) por el 100% del fabricante. «Están muy dolidos», reconocen fuentes conocedoras de la situación. El primer motivo que llevó a Moncloa a descartar esta opción fue que PFR y Pesa siempre quisieron tener un rol protagonista en Talgo, e incluso trasladar parte de la capacidad productiva de la compañía a territorio polaco, algo que no estaban dispuestos a permitir el gobierno nacional y vasco.
Precisamente, la entrada de Jainaga y sus socios públicos y privados garantiza que la sede social de Talgo retorne al País Vasco, además de que la fábrica que hoy tiene en Rivabellosa, en la provincia de Vitoria, se mantenga. Pesa y PFR tienen un especial interés por la cartera de pedidos que tiene hoy en día Talgo, no tanto en su tecnología, algo que no ocurre en el caso de Jupiter, que apuesta por una alianza a largo plazo en esta materia, no solo a corto y medio plazo.
Algo que tampoco ha gustado en el seno del Ejecutivo nacional es el interés que ha mostrado PFR en adquirir una participación de control, no una minoritaria. Por otro lado, influye también la situación política que vive el país europeo, donde podría acceder al gobierno en los próximos meses la ultraderecha. En Moncloa creen que cualquier acuerdo que se alcance con la actual Administración podría no ser respetado si esta es relevada en las urnas. La ventaja de la opción india es que se ve al país como estratégico a futuro por la rápida expansión que vive, además de que su régimen político es una república democrática federal, frente a las situaciones de otros países del continente.