«Fui un terrorista y no me disculparé nunca», afirmó el yihadista Mehdi Nemmouche antes de que, este viernes, el Tribunal Penal de París le condenase a él y a otros cuatro hombres a penas de entre 20 años y cadena perpetua por el secuestro en Siria de 25 periodistas y trabajadores humanitarios occidentales entre 2012 y 2014, actos de tortura y barbarie en banda organizada y relación con el grupo terrorista Estado Islámico.
El tribunal parisino presidido por Laurent Raviot dictaminó tras más de 10 horas de deliberación que este yihadista francés nacido en Roubaix deberá cumplir 30 años de cárcel, 22 de ellos privados de libertad, «de acuerdo con la gravedad de los hechos». Esta condena se suma a la pena recibida en 2019 por el atentado contra el Museo Judío de Bruselas.
Nemmouche fue una pieza clave dentro del terrorismo islámico europeo, puesto que las autoridades creen que fue el primero de una larga lista de yihadistas del Estado Islámico que regresó a Europa desde Siria para cometer un ataque y uno de los hombres más peligrosos dentro de la organización. En palabras del fiscal, este proceso ha permitido «abordar hechos extraordinarios por su violencia y naturaleza» y sumergirse en el horror insoportable del proyecto del Estado Islámico «al servicio del terror».
Antes de hacer pública la sentencia, el yihadista Nemmouche habló por última vez frente al tribunal: «Fue mediante el terrorismo que el pueblo sirio se liberó de la dictadura, y sí, fui un terrorista y jamás me disculparé por ello. No me arrepiento de ningún día, ninguna hora ni ningún acto», afirmó.
Las partes civiles presentes en la sala no mostraron sorpresa ante el último discurso del acusado, como tampoco Nemmouche al conocer su sentencia, quien no hizo ningún tipo de gesto. Los expertos le definen como un «verdadero sociópata carente de toda empatía» y el fiscal antiterrorista insistió durante el proceso que debe ser condenado «de modo que se proteja definitivamente a la sociedad» y permita «que lo olviden».
Por el lado de las víctimas, el periodista Nicolás Henin confesó que luchar contra el discurso de la yihad se ha convertido en «una lucha personal»: «Su objetivo es ganarse un lugar en el panteón de la yihad. El mío, durante los próximos años, será destruir su imagen y su discurso».
Junto a Mehdi Nemmouche, fueron condenado otros cuatro hombres, dos de ellos, dados por muertos, en ausencia: Abdelmalek Tanem, de 35 años, ya condenado en Francia por haber viajado a Siria en 2012 y ser uno de los carceleros, y el sirio Kais Al Abdallah, facilitador del secuestro de Nicolas Hénin y Pierre Torres, según la investigación.
Reconocido por sus víctimas
A Nemmouche le reconocieron los propios periodistas franceses después del ataque al Museo Judío de Bruselas en 2014, en el que mató a cuatro personas. Fue gracias a su foto publicada unos días después en la prensa, en el momento de su detención, que los periodistas Didier François, Edouard Elias, Nicolas Hénin y Pierre Torres lo reconocieron.
Los cuatro fueron secuestrados en junio de 2013, junto con otros 25 periodistas y trabajadores humanitarios, entre los que se encontraba el periodista de EL PERIODICO, Marc Marginedas. Tras casi un año de cautiverio y torturas en las cárceles del Estado Islámico, fueron liberados y devueltos a Francia un mes antes del atentado en Bruselas.
Otros, como el periodista norteamericano James Foley y el trabajador humanitario británico David Haines, fueron ejecutados de rodillas, con las manos atadas a la espalda y con trajes naranjas que recordaban a los que llevaban los prisioneros de Guantánamo.
A pesar de ser reconocido por sus víctimas, no solo por las fotografías publicadas sino también por su voz, Mehdi Nemmouche jura que sólo luchó para el Estado Islámico y que nunca secuestró a nadie.