«No soy creyente. En España, los 22 jugadores se santiguan antes de salir al campo. Si resultara bien, siempre sería empate». Palabra de Johan Cruyff. Una de tantas frases que el genio holandés dejó para la historia del balón cuando todavía era jugador. Fútbol y religión, todo en uno. Aunque al final lo que manda es la pelota, capricho en estado puro. Con todo, con signo de la cruz o sin él, en el deporte del once contra once el empate está muy presente. Esta temporada, el ejemplo más cercano es el del Sporting. El equipo de Albés se ha instalado en el punto medio entre la victoria y la derrota para desesperación de los suyos. Los rojiblancos suman seis igualadas consecutivas, que sumadas a las del resto que han cosechado a lo largo del curso suman un total de catorce en treinta y una jornadas. Si se brujulea por las principales ligas europeas, tanto en primera como en segunda categoría, los gijoneses son el cuarto equipo con más empates del continente. Sólo los supera el West Bromwich Albion de la Championship (segunda) inglesa, el equipo calabrés de Catanzaro de la Serie B italiana y el Málaga de Sergio Pellicer que, como el Sporting, también milita en la Liga «hipertensión» española.
El vivir entre el cielo de la victoria y el infierno de la derrota, en lo que viene siendo el purgatorio del empate, poco o nada ayuda para alcanzar el éxito, si se tienen en cuenta los números. Pero como siempre, hay excepciones, como las dos de equipos ya citados. Los dieciocho empates del West Brom le permiten estar sexto, lo que supone estar luchando por meterse en el play-off de ascenso a la Premier. Lo mismo le ocurre al Catanzaro. O si miramos más arriba en la Liga italiana, la Juventus, que con trece empates lucha por meterse en Liga de Campeones, aunque muy lejos de lo que siempre aspira: el Scudetto. Significativo es lo que ocurre, por ejemplo, en la Segunda División portuguesa. El Tondela es líder a pesar de acumular doce empates en veintiséis jornadas. Si me mira hacia el Mar del Norte, hacia Escocia, el Hibernian de la Premiership ha visto concluir sus encuentros con igualada en once ocasiones tras jugar treinta partidos.
Pero poco más, ya que los reyes del empate en Europa se mueven en la clase media-baja de sus respectivas ligas con señal de la cruz o sin ella. Ahí está el Everton, el gran rival del Liverpool, que marcha más cerca de los puestos de descenso de la Premier inglesa que otra cosa, pero no corre peligro de tragedia en forma de descenso. Algo muy distinto le ocurre al SS Ulm 1846. El equipo del estado de Baden-Wurtemberg, cuya capital es Stuttgart está sufriendo para no caer a la tercera categoría en buena media por culpa de sus once empates. Estos son solo algunos ejemplos de cómo vivir en la X puede alterar los ritmos circadianos de equipos del Viejo Continente.
Suscríbete para seguir leyendo