Las nacionalizaciones siguen estando a la orden del día en el atletismo, pero en ocasiones se olvidan los sacrificios de todo tipo que tienen que realizar los atletas para hacer realidad ese sueño vital de cambiar de país.
Uno de los mejores ejemplos se vivió en la final de triple de los Juegos de París, con tres atletas nacidos en Cuba copando el podio, aunque defendiendo otras banderas: el español Jordan Díaz fue oro con 17,86, el luso Pedro Pablo Pichardo (17,84) se colgó la plata y el italiano Andy Díaz fue bronce (17,64).
Los dos primeros no están disputando la temporada invernal y han convertido el Europeo de Apeldoorn y el Mundial de Nanjing en un paseo triunfal para un Andy Díaz que ha visto recompensados en dos semanas el esfuerzo y el sufrimiento que tuvo que vivir en sus inicios en Roma para ser italiano.
El habanero se cayó de los Juegos de Tokio en 2021 por lesión y decidió cambiar de país e instalarse en Roma para conseguir la nacionalidad. Llegó apadrinado por uno de los triplistas más vistosos y respetados del siglo, el italiano Fabrizio Donato, bronce en los Juegos de Londres’12 y oro mundial bajo techo en Turín’09 y europeo al aire libre en Helsinki’12.
Fabrizio Donato, junto a Andy Díaz / INSTAGRAM
Sin embargo, el camino no fue fácil y Andy Díaz incluso tuvo que dormir al raso. «No tenía nada y vivía de nada. Dormí en la calle varias veces frente a la oficina de inmigración en Roma. Después trasladaron la oficina de sitio y yo me fui con ella a ese otro lado. Tuve que dormir cerca para no perder la prioridad en la cita del documento», confesaba el triplista.
Con el apoyo de un Donato que también le dio techo para dormir, el cubano logró por fin ser italiano en febrero de 2023 gracias a sus méritos deportivos y a comienzos de 2024 ingresó en el prestigioso club Fiamma Gialle y empezó a entrenarse en la base romana de Castelporziano. Más de dos años después de cambiar de aires, el objetivo estaba conseguido.

Andy Díaz se sigue acercando a los 18 metros / AP
A diferencia de Jordan Díaz, Andy Díaz no pudo debutar como italiano en casa en los Europeos de Roma y vivió un exitoso estreno en el Stade de France con el bronce olímpico tras el del hispanocubano y Pichardo. Fue el preludio al 2025 de ensueño que está viviendo.
El triplista italiano de nuevo cuño reinó en el Europeo de Apeldoorn con 17,71 (28 centímetros más que el alemán Max Hess) y este viernes se ha ido a 17,80 en un gran primer salto para sentenciar la final y no saltar más hasta el sexto. El chino Yaming Zhu fue plata (17,33) y el brasileño Almir dos Santos bronce (17,22) con una floja actuación del valenciano Marcos Ruiz (13º con 16,20).