Sacar un cero
No falla. Los ceros en audiencia coinciden con las citas culturales y similares. Ocurrió con motivo de la emisión del XXII Concierto por las Víctimas del Terrorismo desde el Auditorio de Madrid, que puntuó la cuota de pantalla más baja del miércoles que se emitió. Pero pasa todos los días con tres espacios señeros, La aventura del saber, Culturas 2 y Aquí hay trabajo. En el caso de este último no se entiende muy bien, puesto que está demostrado que el desempleo es un mal común. Sin embargo, no parece que haya muchos interesados en remediar su situación de parados. En días recientes hemos asistido atónitos al ránking de audiencias.
Si nos atenemos a las cifras que nos suministra Kantar Media, solamente 3.000 espectadores siguieron el programa que presentan con garbo y alegría Antolín Romero y Pepa Molina. Otro tanto podría decirse de La aventura del saber, con Mara Peterssen y Fede Cardelús, y numerosas jornadas en las que no sube de los quince mil espectadores. Son cifras de televisión local para una señal que se emite en toda España y que, además, está realizada con un primor y un gusto exquisitos.
Otro tanto podría decirse de Atención obras, al que le cuesta traspasar la barrera del 0,5%, que lo convierte en el programa menos visto de la jornada del viernes, y que perjudica la audiencia de Días de cine, del que es telonero. La regla de tres no falla. Cuanto más interesante es el espacio, menor es la audiencia.
Esto quedó demostrado cuando el programa más maltratado de la parrilla, Millennium, no lograba concitar a más que uno de cada cien espectadores, incluso ubicado en las madrugadas. Sin duda, fue el mejor formato cultural de la televisión pública del siglo XXI. Triste es reconocer que fue ninguneado por la audiencia.