Con 16 años, tiene una amplia experiencia en el mundo del motor. ¿De dónde viene su afición?
Siempre me gustó, la verdad. Empecé con las motos, porque mi padre corría y le gustaban, pero sufrí bastantes caídas y me hacía daño. Un día pregunté si podía probar los coches, que parecían más seguros, y me llevaron a Ponferrada a correr en un kart. La experiencia me gustó y ahí empezó todo, ya no me bajé de las cuatro ruedas.
En los karts le fue bien.
Sí. En mi segundo año compitiendo gané el campeonato gallego y fui subcampeón en el de Castilla y León. Después participé en el Campeonato de España y el año pasado gané una beca de la Federación [Gallega de Automovilismo] para correr con un kartcross en subidas de montaña. Terminamos quintos en la clasificación general, así que muy contento por ello también. Fueron experiencias muy positivas en general.
¿Cómo da el paso a los rallyes?
De pequeño iba a verlos con mi hermano y con mi padre, así que siempre me llamaron la atención. La montaña es parecida, pero con prototipos en vez de coches. Cuando tuve la edad para correr, quise probar y empecé en el San Froilán. Después corrimos el Rally do Cocido en Lalín y, ahora, vamos a por este en A Coruña.
¿Cómo se encontró en esas pruebas, que sensaciones tuvo?
Pues muy buenas, la verdad. Al sumar kilómetros fui ganando experiencia y mejorando los tiempos a medida que cogía confianza con el coche. Estoy disfrutando y aprendiendo, que es lo más importante.
En A Coruña corre en casa, que siempre es especial. ¿Qué espera de la carrera? ¿Le genera más nerviosismo el asfalto coruñés?
No, yo nunca me pongo nervioso en el coche. Será bonito, pero mis expectativas son disfrutar, pasármelo bien y, al correr en un sitio que conozco, acelerar para apurar un poco el resultado.
Participa al volante se un Suzuki Swift. ¿Qué tal es?
Pues es el coche con el que empecé. Llevo ya cinco carreras con él y se me da bien, lo controlo. Estoy muy contento y muy cómodo, igual que con todo el resto del equipo de Rallycar. Agradezco mucho que confíen en mí.
Su copiloto será el experimentado Manel Castrillón. ¿Qué supone esto para usted?
Será la primera vez que corramos juntos, pero es un deportista veterano y creo que me va a ayudar mucho. Conoce bien los tramos y el coche, voy a dar un paso muy grande con él al lado.
Por edad no puede conducir, pero si competir. ¿Cómo es eso?
Pues a la gente le parece muy raro, pero para mí es normal (risas). No me importa lo que piensen, porque cuanto antes empiece a correr, antes voy a mejorar con el coche. Yo estoy en lo mío.
Pero, por ejemplo, debe ir como copiloto en los reconocimientos previos y no puede llevar el vehículo de tramo a tramo. ¿Esto lo limita de algún modo?
Dentro del rally creo que son 516 kilómetros, 400 de enlace y 97 cronometrados. Yo solo puedo conducir en esos últimos. Es una faena, pero es lo que hay de momento. Lo que suelo hacer es pasar más despacio y probar sensaciones en el primer tramo y después, a lo largo de las pasadas, coger confianza y correr más rápido.
¿Qué opina su familia de su vocación y su dedicación al motor?
Mi familia me dice que disfrute, que aprenda y que, por favor, no me choque (risas). La verdad es que hacen un esfuerzo muy grande para que pueda correr y solo tengo palabras de agradecimiento para ellos, me apoyan en todo.
¿Cómo se compagina la vida de adolescente con la competición de este nivel? ¿Lo lleva bien?
Yo no tengo una vida muy normal para un chico de 16 años, porque salgo poco de casa y estoy muy enfocado en las carreras. Cuando mis amigos salen de fiesta o a cenar, yo estoy entrenando y estudiando tramos y coches. También falto a clase si tengo pruebas, el año pasado hice 26 carreras y me vieron poco. Al final lo han normalizado, porque saben que me gusta y es lo que quiero ser de mayor.
¿Tiene algún referente al que admira?
Mi ídolo actual es Alejandro Cachón, porque va a correr el Campeonato del Mundo, pero mi favorito de todos los tiempos es Carlos Sainz.
¿Padre o hijo?
Padre, aunque al hijo tampoco me importaría parecerme (risas).
Si cierra los ojos y se visualiza en 10 o 20 años, ¿cómo se ve?
Pues en diez años me gustaría correr alguna prueba del Mundial, es mi objetivo a largo plazo. Y si en 20 años puedo ser campeón del mundo, lo agradecería, la verdad.
Y más a corto plazo, ¿con qué sensaciones le gustaría terminar el Rally de A Courña?
Con la sensación de que fue una buena carrera, que aprendí y, si puede caer un podio, perfecto.
Es usted ambicioso.
Sí. Como piloto soy trabajador, competitivo y no me conformo con nada. Siempre quiero más.