El efecto «inequívoco» del calentamiento global está cambiando las reglas climáticas que rigen a Canarias. En los últimos veinte años las noches se han vuelto más calurosas, ya no llueve cuando debería y las olas de calor se ciernen cada vez más sobre las Islas. Canarias está entrando de lleno en las fauces del cambio climático y avanza hacia un futuro de largas sequías y años extremadamente calurosos, como el de 2023.
«El año 2023 fue una muestra del futuro de Canarias a medio plazo». Así de contundente se ha mostrado el geógrafo de la Universidad de La Laguna, Pedro Dorta, quien destaca que el aumento de temperaturas es la muestra «más evidente» de que el cambio climático ya está haciendo mella en el Archipiélago. “En el interior de la península y en el Mediterráneo se está produciendo más rápido que en Canarias, porque el Atlántico ayuda a moderar las temperaturas en las Islas”, resalta Dorta. Sin embargo, advierte que en aquellos lugares donde el aumento de las temperaturas es más acusado –como las zonas de alta montaña– el impacto es mucho mayor que en la Península. Y, de hecho, Canarias está sufriendo mucho más este aumento de las temperaturas que el resto del planeta.
Así también lo pone de manifiesto el informe Clivar-Spain sobre el clima de España, editado por el Ministerio de Transición Ecológica, que describe punto por punto los efectos ya constatados del cambio climático en las Islas, así como aquellos que, aún sin seguir tendencia clara, podrían sufrir modificaciones en las próximas décadas. «El aumento de temperaturas en Canarias es superior a la media global de las últimas décadas», reza el informe, que sentencia que los termómetros ya han aumentado en 0,27 grados entre 1981 y 2010.
«La temperatura aumenta 0,3 grados cada década, lo que supone 3 grados en un siglo», advierte Dorta, que insiste: «es una barbaridad». Además, la temperatura en las Islas no solo está en aumento, sino que cada vez crece más rápido. La calurosa tendencia es aún más acusada en alta montaña. «Por encima de la inversión térmica el aumento de temperaturas es casi el doble que en la costa», remarca Dorta. Aunque las costas tienen otros problemas, como los cada vez más recurrentes embates de mar debidos a la subida del nivel del mar (ver cuánto).
Que el planeta entero tenga fiebre es lo que, además, facilita que a Canarias lleguen muchas más olas de calor que antaño. Según los datos recopilados por este informe, si entre 1970 y el año 2000 se registraron en las Islas un total de 17 olas de calor, desde comienzos de siglo y hasta ahora ya han ocurrido más de 40. «Esto ocurre porque el desierto del Sáhara está mucho más caliente», insiste el investigador.
Pese a que los termómetros no han aumentado tanto como en la mayor parte del territorio continental español, Canarias tiene una singularidad con respecto al resto del país: es la única región donde se dan temperaturas nocturnas tan cálidas. «En las Islas hemos llegado a tener noches ecuatoriales (de más de 25 grados) o incluso tórridas (de más de 30) en algunas zonas de Gran Canaria», revela Dorta. De hecho, mientras en el continente lo que están aumentando son las máximas, en Canarias el impacto del cambio climático lo están sufriendo las mínimas. Esto supone que Canarias es hoy la región española con menor amplitud térmica, es decir, menor diferencia entre las temperaturas mínimas y las máximas.
Menos lluvias
Menos clara es la tendencia de las precipitaciones, aunque algunos datos demuestran que las cosas ya no son como eran. Las lluvias han descendido en algunos puntos concretos y muchos estudios prevén que disminuyan en todo el Archipiélago hasta un 30% a finales de siglo. Sin embargo, estudiar el patrón pluviométrico de Canarias no es nada sencillo. «El Archipiélago es la región en la que se dan más diferencias en las lluvias de un año a otro», revela Dorta. De esta manera, si en las zonas más secas de la península, el régimen de lluvias puede variar un 30% en un año, en Canarias este porcentaje puede ascender al 70%. «Esto nos dificulta estudiarlo en conjunto», sentencia.
No obstante, según el informe del Ministerio, ya hay enclaves canarios que han perdido 40 litros por metro cuadrado de lluvia y zonas de alta montaña, como Izaña, donde se estima que caen 60 litros menos de lluvia por metro cuadrado por década desde 1970. Para más inri, «los registros de las últimas décadas sugieren una posible alteración del régimen pluviométrico en la región», tal y como afirma el informe. Canarias siempre se ha caracterizado por tener un patrón de lluvias similar al del Mediterráneo, es decir, tiende a recibir muy pocas lluvias durante el verano. Sin embargo, en los últimos años, parece haber habido un cambio – «incipiente y aún poco significativo»– que ha traído copiosas lluvias al Archipiélago en el periodo estival.
Este contexto ha incrementado los inviernos muy secos y ha evidenciado un aumento considerable de la intensidad de las sequías, especialmente en las zonas meridionales. A largo plazo, ocurrirán menos episodios de sequía, pero esto solo significará que los que se produzcan se prolongarán durante mucho más tiempo.
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