Las banderas ondean y los asistentes, poco acostumbrados a manifestarse masivamente en un país donde hacerlo supone un gran riesgo de irse detenido, se desgañitan ante el aire aún muy frío del primer día de la primavera. Por segundo día consecutivo, las calles de Estambul y varias de las grandes ciudades de Turquía han sido tomadas por decenas de miles de manifestantes en protesta por la detención, este miércoles por la madrugada, del alcalde de la gran ciudad turca, Ekrem Imamoglu, y un centenar de sus colaboradores.
Imamoglu, el político más popular de toda la oposición turca y el único que supera al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en los sondeos, está acusado de «liderar una banda criminal» y tener «vínculos» contra la guerrilla kurdoturca del PKK. Hay muchos más: en los últimos meses, Imamoglu ha estado investigado por ocho causas judiciales distintas. La justicia turca también ha decretado la expropiación de la empresa constructora de la que Imamoglu —constructor de profesión— poseía una parte.
«Quiero hacer un llamamiento a la judicatura, a los miles de fiscales y jueces éticos y honrados que sirven con amor a este país. Os lo imploro: debéis pasar a la acción y apartar a estos compañeros vuestros que manchan vuestra institución, nos humillan en el mundo y destruyen la reputación de nuestro país. El silencio no es una opción», ha dicho este jueves, a través de sus abogados, el alcalde de Estambul, en alusión a los jueces que la oposición considera que actúan a las órdenes de Erdogan.
La detención de Imamoglu llegó tan solo cuatro días antes de que el político fuese declarado el candidato a la presidencia del principal partido de la oposición turca, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, en sus siglas en turco). La elección formal de Imamoglu debía ocurrir en unas primarias abiertas que iban a celebrarse este próximo domingo, en las que el alcalde de Estambul era el único candidato.
La votación, a pesar de la detención de Imamoglu, no ha sido cancelada, ha anunciado el CHP, que espera convertir las primarias en un gran plebiscito y manifestación en contra del presidente turco.
«Condiciones favorables»
«El momento en el que ha llegado esta macroperación policial en contra de Imamoglu, sin embargo, va más allá de las elecciones primarias del CHP el 23 de marzo —explica Seren Selvin Korkmaz, politóloga y profesora de la Universidad de Sabanci—. Europa está preocupada por su seguridad después de la llegada de Donald Trump [a la Casa Blanca] y busca el apoyo de Turquía. Además, a la administración de Trump le interesa tratar con Turquía sobre el futuro de Siria, y a Washington le resultan indiferentes los problemas domésticos que puedan ocurrir aquí. En definitiva, las condiciones internacionales [para esta última ola de represión contra la oposición turca] son favorables».
En varias ciudades europeas —incluida Barcelona— la diáspora turca ha programado protestas a favor de Imamoglu durante toda la semana. «Es más importante que nunca que el mundo preste atención a lo que está ocurriendo. La libertad de expresión no es un principio; es lo que mantiene a la verdad con vida —explica Irem, una manifestante turca afincada en Barcelona—. Es hora de que los gobiernos europeos pasen a la acción si de verdad defienden la democracia. El silencio es complicidad. Si la democracia es arrestada hoy en Turquía, ¿Dónde lo será mañana?».