El deseo y sus malas artes

Alain Guiraudie se ha consolidado como un retratista virtuoso del deseo humano, y de los efectos liberadores que puede llegar a tener rendirse a las pasiones reprimidas sin atender a los límites y expectativas sociales tradicionales. En su nuevo trabajo, el francés vuelve a vincular los impulsos sexuales con la muerte -negándose a adoptar moralismos sobre lo uno incluso cuando conduce a lo otro-, y a manejar en el proceso un absurdismo impávido pero desenfadado. Puede que no sea tan sexualmente explícito como algunas de las obras previas de Guiraudie -’El extraño junto al lago’ (2013), por ejemplo- pero sus ideas son igual de provocadoras

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