Blake Lively.
Anda una desparramada en el sofá buscando algo insustancial en la tele y se encuentra con Rompiendo el círculo. Ella es una artista florista taaaan mona. Él es un neurocirujano taaan guapo. Qué película tan boba, a ver qué médico de cerebros ha tenido el tiempo necesario para esculpirse semejante tableta abdominal. A ver cómo una autónoma emprendedora posee el armario de Beyoncé. Pero acaba y resulta que no era un artefacto totalmente idiota, y te quedas rumiando el mensaje sobre la violencia machista que destila y que estaba ahí debajo del brilli, las vistas espectaculares y los primeros planos de tres seres humanos ultrabellos.
Descubres que lleva semanas siendo lo más visto de la plataforma, ergo algo tendrá el agua cuando la bendicen. Que resultó un taquillazo, y lo mejor de todo: es la película cuyos intérpretes protagonizan la enganchada brutal del momento. Sin la violencia física que denuncia el filme basado en el libro de la autora superventas Colleen Hoover, pero con una legión de abogados dispuestos a destripar al contrario y generar honorarios suculentos. Un espectáculo que pide a gritos un cubo grande de palomitas.
Lively contra Baldoni. Ella es Blake Lively, 37 años, actriz protagonista y productora de Rompiendo el círculo. Él es Justin Baldoni, 41 años, actor principal, dueño de los derechos de autor de la obra inspiradora y director de la cinta. Tras posar incómodamente juntos en numerosas alfombras promocionales como la pareja de dioses que vende la industria del séptimo arte, estalló la bomba. Ella le ha denunciado por acoso sexual y laboral, y él ha contraatacado acusándola de extorsión y difamación, exigiéndole 400 millones de dólares por daños. Un juez decidirá en marzo de 2026 a quién asiste la razón. Un juez cabreado, cabe añadir, por la filtración de datos del sumario, que ha amonestado a ambas partes y a sus representantes legales y asesores, incluido un exagente de la CIA. Aunque el serial de reproches, escenitas y controversias que se echan en cara daría para otro libro de Hoover, dicen que se está perfilando un documental sobre la gran gresca hollywoodiense conocida como caso Blakedoni.
O Blakegate. Pues, para qué nos vamos a engañar, es ella quien despierta el mayor interés: 45 millones de seguidores en redes sociales frente a 4,5 millones de su contrincante. Casada con el actor Ryan Reynolds, con quien tiene cuatro hijos, y amiga íntima de Taylor Swift, de quien dirigió un videoclip, saltó a la fama tras protagonizar la serie televisiva Gossip Girl. Nacida en Los Ángeles, hija y hermana de actores, sus progenitores se la llevaban desde pequeña a las clases de interpretación que impartían. Su padre, Ernie Lively (El ala oeste de la Casa Blanca), fallecido en 2021, la hizo debutar con 11 años en Sandman. A él se refiere una de las acusaciones, de las más chocantes, contra Baldoni. El actor, creyente de la fe Bahá’i, aseguró durante el rodaje a su partenaire que se comunicaba con el espíritu de su padre, algo que ella consideró horrible, intolerable e intrusivo. Otros reproches de Blake Lively exponen críticas a su peso, la irrupción en su camerino cuando ella amamantaba a su bebé, preguntas sobre sus vida sexual o comentarios de Baldoni sobre sus genitales, su adicción al porno o sus aventuras. Todas estas circunstancias a las que ella exigió poner límite por contrato se narraban en un largo artículo publicado por The New York Times, en el que la actriz documentaba una campaña de desprestigio para acabar con su reputación y su carrera por haber dicho basta. El aludido ha incluido al periódico en su contrademanda, y le pide 150 millones de dólares por lo que considera periodismo tendencioso que le ha causado un gran perjuicio. Su agencia dejó de representarle al conocerse la denuncia.
Pero no se ha quedado ahí el actor consagrado en la comedia Betty la fea. Afirma que la única pretensión de Lively fue desde el comienzo manipular la producción y reescribir el guion, y ha divulgado vídeos en los que se la ve aparentemente contenta durante el rodaje. Otras voces se han sumado al dibujo del carácter de la estrella, una de las 100 personas más influyentes para Time, tachándola de borde y tirana. Tiktokers de medio pelo y actrices sin trabajo se meten con ella y logran minutos de audiencia. Veremos si la rubia novia de América romperá el círculo del machismo que se ceba con las mujeres de bandera, o si, como se augura, los abogados de ambos contrincantes llegan a un acuerdo y el show puede continuar.