Blake Lively, peli romántica acaba en dramón judicial

Blake Lively.

Anda una desparramada en el sofá buscando algo insustancial en la tele y se encuentra con Rompiendo el círculo. Ella es una artista florista taaaan mona. Él es un neurocirujano taaan guapo. Qué película tan boba, a ver qué médico de cerebros ha tenido el tiempo necesario para esculpirse semejante tableta abdominal. A ver cómo una autónoma emprendedora posee el armario de Beyoncé. Pero acaba y resulta que no era un artefacto totalmente idiota, y te quedas rumiando el mensaje sobre la violencia machista que destila y que estaba ahí debajo del brilli, las vistas espectaculares y los primeros planos de tres seres humanos ultrabellos.

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