El pontevedrés Nee Barros, escritor y creador de contenido en redes, recuerda el «alivio» que sintió cuando pudo por fin ver su género recogido en su DNI. «Quería que mi documentación reflejase quién soy», afirma. El joven, que ahora tiene 22 años, salió del armario como persona trans en 2017, con 14 años, pero no fue hasta 2023 cuando logró que aprobasen su cambio de género en el registro.
Nee es una de las casi 800 personas que han realizado un cambio registral de sexo en Galicia desde la entrada en vigor de la conocida como Ley trans —Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI—.
Galicia, quinta comunidad con más trámites de este tipo
Según los datos facilitados por el Gobierno central en respuesta a una petición formulada por las diputadas de Vox Rocío Aguirre, Rocío de Meer y María de los Reyes Romero, entre el 1 de enero de 2023 y el 31 de diciembre de 2024 Galicia contabilizó 783 cambios de sexo en el registro civil, cifra que la sitúa como quinta comunidad con más trámites de este tipo desde la entrada en vigor de la Ley, el 2 de marzo de 2023.
Desde la asociación Alas A Coruña, Óscar Rodríguez aplaude que la Administración esté garantizando los derechos de las personas trans que se recogen en la ley. «No nos importa tanto el número, como que esas personas no sufran ningún tipo de discriminación en el proceso», señala.
El periplo registral de Nee
El caso de Nee fue particularmente complejo. Su periplo registral comenzó en 2018, cuando todavía estaba en vigor la anterior Ley trans —que excluía a los menores de edad—. En aquel momento pidió un cambio de nombre que fue autorizado un mes después. En 2019, con 16 años, solicitó el cambio de sexo registral, que, como esperaba, le fue denegado. Pero no por eso tiró la toalla. En enero de 2020 presentó un recurso ante el Ministerio de Justicia tras una sentencia del Tribunal Supremo que autorizaba a un menor al cambio de género en su documentación. Pese a ello, un año y tres meses después, llegaba la negativa de la Administración.
«No fue hasta 2023, cuando se aprobó esta nueva Ley trans, que pude hacer el cambio de género en mi documentación», explica. Con la solicitud, tal y como requiere la norma, tuvo que realizar dos comparecencias, una inicial y otra dos meses después en la que se ratificó en su voluntad de seguir adelante con la solicitud. En agosto de 2023 llegaba la ansiada autorización.
«La Ley me permitió hacer algo que antes era imposible», indica, porque, entre otras cuestiones, la norma suprimió la obligación de que el solicitante tuviera un diagnóstico de disforia de género y que se hubiese hormonado durante al menos dos años bajo tutela médica. Un proceso que en el caso de Nee no comenzó hasta 2024.