Estas regulaciones se enmarcan en un contexto global donde la rápida adopción de tecnologías de IA ha generado preocupaciones sobre su potencial para difundir información errónea, con fines espurios y contenido dañino . La Unión Europea (UE), por ejemplo, aprobó en 2024 la Ley de IA, considerado el «primer marco legal sobre IA, que aborda los riesgos de la IA y posiciona a Europa para desempeñar un papel de liderazgo a nivel mundial».
El desafío de la práctica cotidiana
En Estados Unidos, aunque se han intentado implementar regulaciones similares, los enfoques han variado según las administraciones. Mientras que el presidente Joe Biden intentó abordar el tema con una orden ejecutiva en 2023, la administración actual de Donald Trump ha adoptado una postura diferente, alentando el uso de la tecnología de IA y eliminando algunas directrices anteriores. El enfoque parece estar orientado a la eliminación de regulaciones y la libertad total a la industria.
La efectividad de estas regulaciones dependerá de su implementación y cumplimiento. A medida que el contenido generado por IA se vuelve más difícil de distinguir del contenido real, surgen preguntas sobre la eficacia de las regulaciones de etiquetado de IA y si son realmente aplicables en la práctica. Intentos anteriores de abordar el problema han encontrado desafíos: por ejemplo, en 2024 Meta intentó implementar una etiqueta «Hecho con IA» en sus plataformas, pero la iniciativa enfrentó dificultades desde el principio, con usuarios notando que la función etiquetaba fotos reales como generadas por IA.
En febrero de 2025, la red social Pinterest fue inundada con una avalancha de contenido generado por IA de baja calidad: los primeros seis resultados de una búsqueda simple de «ideas de recetas saludables» en el sitio eran generados por IA , pero solo uno de ellos estaba etiquetado de esa forma.
En conclusión, las nuevas regulaciones de China que exigen el etiquetado obligatorio de contenido generado por IA y la Ley de IA de la UE son buenas iniciativas en teoría, pero resta comprobar si realmente podrán ser eficientes en el día a día de una industria que avanza a velocidades nunca antes vistas en cambios tecnológicos previos.