Seguiré siendo director de cine hasta que me muera, aunque ya no haga películas

Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) no considera que el documental ‘La festa’, sobre el Misteri d’Elx, dirigido junto a Pablo Más Serrano y que acaba de presentar en el Festival de Málaga, sea su vuelta al cine. Centrado en la escritura, el director de ‘Camada negra’, ‘Habla, mudita’ o ‘Demonios en el jardín’ publicó hace meses ‘Vida y maravillas’, sus memorias, y ha colaborado en el montaje de la serie, también documental, ‘La conquista de la democracia’.

¿Cómo fue el estreno de ‘La festa’?

Bien. Es un documental, tampoco es ‘Lo que el viento se llevó’. El Misteri d’Elx es una cosa estupenda.

Impresiona ver a aquellos niños colgados a tanta altura.

Pues una de las pruebas que les hacen, aparte de cantar, es que superen el vértigo. Van sujetos, pero de todas maneras, nunca miran para abajo. Van cantando mirando de frente porque no pueden mirar abajo porque se marean.

¿Considera que ha vuelto al cine? 

No. Esto es torear de corto. No es una vuelta al cine. De vez en cuando hago alguna cosilla así.

Yo no he encontrado mucha diferencia entre escribir guiones y escribir novelas

Entonces, ¿qué se considera?

Yo, como los niños del Misteri, colgados ahí de una maroma, que no saben dónde están, si entre el cine o la literatura. Director de cine lo seguiré siendo siempre hasta que me muera, aunque ya no haga películas. Pero vamos, hay que tener en cuenta que en el cine pasas más tiempo ante la pantalla del ordenador que rodando. Ahora se rueda en cinco o seis semanas y, en cambio, las vueltas que le das a un guion y a una preparación son meses. Yo no he encontrado mucha diferencia entre escribir guiones y escribir novelas.

Y hablando sobre la serie ‘La conquista de la democracia’, ¿cree necesario recordar lo que sucedió en la Transición?

Una de las cosas mejor hechas en la historia de España es la transición de la dictadura a la democracia. Que lo pongan en cuestión un poco, tanto por la derecha o la izquierda, que si fue un pacto de las élites… Sí, empezó siendo un pacto de las élites, no digo que no, entre otras cosas para que no nos matáramos unos a otros, pero también es verdad que luego terminó siendo una ruptura, hubo ruptura democrática, de una dictadura se pasó a una democracia homologable a cualquiera de las que nos rodean. Eso se consiguió, y de una manera pacífica, y hay que reivindicar, por supuesto, la transición y el espíritu de la transición, que era un espíritu de colaboración, de partidos políticos que entonces no se tiraban de los pelos como ahora. 

Una película siempre refleja la realidad, aunque no lo quiera

 ¿Y qué papel tiene el cine en los tiempos que vivimos?

El cine, antes de la transición, en la época de Franco, fue muy importante, porque es verdad que el espectador era muy cómplice de las películas que veía, de las películas españolas, hilaba mucho los argumentos más allá de la censura. No cabe duda que el cine contribuyó al cambio de costumbres, que es mucho más importante que el cambio político. El cine fue decisivo en la transición. Ahora, ya con una cierta normalidad democrática, pues no. Una película siempre refleja la realidad, aunque no lo quiera. Ahora hay muchas mujeres cineastas que están reflejando muy bien lo que es el cambio, los cambios políticos que van hacia eso que se llama el empoderamiento de la mujer. Entonces, en la época que estamos hablando, de ‘Furtivos’, ya que es su 50 aniversario, el cine era más proactivo, contribuía a los cambios. Ahora ya simplemente los reflejamos.

Su último libro son sus memorias.

Bueno, nunca se termina de recordar. ‘Vida y Maravillas’, que es como se llama el libro de memorias, refleja una época muy especial de la historia de España. No solo de la historia de España, porque los años 60 fueron muy ricos en cambios de costumbre en todo el mundo. La tolerancia y la aceptación de los cambios sexuales fueron muy importantes. Cuando escribes unas memorias y has vivido los años 60, 70, 80, pues tienes muchas cosas que contar porque han pasado muchas cosas. Siempre se tiene la sensación de que pasan muchas cosas en todas las épocas, pero es que en esta es verdad que hubo unos cambios decisivos y radicales en la vida de las personas.

¿Qué tiene en mente escribir ahora?

Volveré un poco a la ficción. Yo lo que sí he notado al publicar las memorias es que la gente tiene ganas de algo más testimonial. Ahora se venden más los libros de ensayo y los libros de memorias. Mi libro de más éxito es este de ‘Vida y Maravillas’, que al fin y al cabo es testimonial y no de ficción. Es verdad que la gente ahora tiene cierta necesidad de realidad y que los libros de pensamiento y de historia tienen una relevancia quizá mayor que los de ficción, quizá por un exceso de publicaciones de ficción. También hay muchas películas ahora.

Es lo que le iba a decir…

Nunca en la historia del cine español ha habido tantas películas. Este año hay 400 películas españolas, entre documentales y ficción. Son muchas. O sea que hay un cierto exceso de ficción, tanto en la literatura como en el cine.

Mi vida de novelista es una, mi vida de director de cine es otra

¿Cómo compagina escribir con los documentales y con ser académico de la Real Academia?

Mientras hice películas, yo no hice novelas. Me acuerdo siempre de dos personas a las que yo estimaba, como era Eduardo Haro Tecglen, que era crítico de teatro, y sobre todo Paco Umbral, que siempre decía “Manolo, Manolo, tienes que escribir novelas” [imita su voz]. Pero yo, un poco por respeto al cine, pues no escribía novelas. ¿Por qué? Porque tú no solo estás haciendo películas mientras estás rodando, tú estás preparando la película mientras paseas, desayunas, te duchas… Entonces nunca quise ser un escritor de domingo, yo era director de cine. Cuando dejé de hacer películas, pues ya me dediqué de lleno a la literatura y quise diferenciarlo bastante: no ser un director que hace novelas ni un novelista que hace películas. Mi vida de novelista es una, mi vida de director de cine es otra. Pero no soy un director que escribe novelas.

No hay vuelta al cine…

No, no, me concentro en escribir. Aunque de vez en cuando me vienen tentaciones de hacer una película, también es verdad que hay una cosa que seguramente nuestros lectores no conocen tanto y es que, al margen de la parte creativa, tienes que tener una gran resistencia física a la hora de rodar una película. Y bueno, yo ya soy una persona mayor [risas]. En inventar y trabajar con los actores no me siento anciano, pero hay una parte de resistencia física que es dura. Y yo ya soy más bien de butaca.

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