Qué hemos aprendido.
La edición especial de Informe semanal dedicada a conmemorar el quinto aniversario de la llegada de la Covid 19 no dejó títere con cabeza. E hicieron muy bien los reporteros y fotorreporteros del programa. Porque nunca es tarde para repetir la pregunta, aunque sea de forma machacona, acerca de qué hemos aprendido de esta desagradable experiencia, y cómo la afrontaríamos si volviera a repetirse una situación tan anómala.
El reportaje sobre El negocio de las mascarillas comenzó aludiendo a la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones. No es para menos. El negocio que algunos hicieron a costa de quienes sufrían hasta la muerte a costa de los materiales que hubo de comprar, e importar de aquí y de allá, es capaz de ruborizar al ser más impúdico. Todo lo que se tuvo que escuchar en los juicios por los procesados por causas relacionadas con estos chanchullos dio verdadero asco.
En Los mayores olvidados lo que sentimos fue pena y conmoción. Sin los protocolos de la vergüenza, según los expertos, se podían haber salvado entre tres y cuatro mil vidas. Si el esfuerzo y la logística de los 1.600 médicos desplazados al hospital de campaña se hubieran distribuido entre las residencias de mayores, cómo hubiera cambiado el balance de daños, aunque sea un futurible aventurarlo. Las fotografías con las que ilustró la tragedia Santi Palacios ponían los pelos de punta.
El programa abrió con La salud arrebatada, un rótulo en donde se pudo ver cómo la palabra «salud» era rebanada por el chorro de aire de un reactor que surcaba los cielos, a la manera en que la navaja de Buñuel secciona el ojo más famoso del cine en El perro andaluz. Demostrando cómo en Informe semanal tanto el periodista como el camarógrafo y editor trabajan a una, realizando un trabajo impecable.