‘La Promesa’ está más viva que nunca: entrevista a sus marqueses

Toda telenovela necesita un buen villano. O una buena villana. Un personaje al que odiar e incluso desear su muerte, pero indispensable para el devenir de las tramas. Más vale mala conocida que buena por conocer. Que se lo digan a Eva Martín, o sea, Cruz Ezquerdo, la marquesa de Luján, en La Promesa, el serial de época que produce Bambú y emite La 1 de TVE de lunes a viernes (17.40).

La actriz no tiene nada que ver con el personaje. «Los malos son personas. Es verdad que, gracias a Dios, no he conocido ningún villano de la categoría de Cruz, pero los malos tienen sus razones para hacer las cosas y el hecho de que sea implacable en ciertos frentes no quiere decir que no se le parta el corazón en otros. Sufre mucho por el amor de Alonso; ella se quiebra porque siente que él no la quiere como debería quererla o ha tenido otras [mujeres] que le han hecho sombra. Y, por supuesto, se desvive por su hijo Manuel, su ojito derecho. Ella, como cualquier madre, es una leona que defiende a la familia con uñas y dientes. Digamos que sus códigos morales son bastante peculiares. Ella es muy consciente de que es un valor seguro en La Promesa porque este señor [Alonso], cuando enviudó, se sintió muy perdido y Cruz es de orden y mando. Ella le ayudó a organizar esa vida, viudo con dos hijos, y se hizo con la organización de todo el marquesado y todo el patrimonio», explica su intérprete en conversación con El Independiente.

Para Eva Martín es un «gustazo» interpretar a Cruz, pues le permite jugar muchas bazas: «Las caras de Cruz son muchas y eso es muy divertido». Lo habitual para el público de La Promesa es ver a una Cruz que nunca pierde los estribos, aunque en los últimos capítulos, el envite de su nuera, Jana (Ana Garcés), le hace perder el oremus. «La gente que de verdad tiene más poder, grita poco. No le hace falta. Uno grita cuando tiene miedo. Y ella tiene tanto control que se envaina el miedo y no se desbarata tan fácilmente», conjetura la actriz. Pero quien avisa no es traidora: «Vamos a ver a Cruz en situaciones nunca vistas porque el cerco se cierra cada vez más sobre ella».

La otra mitad de los marqueses de Luján es Alonso, al que interpreta el gallego Manuel Regueiro; un personaje más ambiguo que el de Cruz y cuyo nombre, por obra y gracia de algunos seguidores, ha creado un verbo: «alonsear». Alonso siempre «alonsea» en La Promesa. ¿Puede dar la sorpresa Alonso como un malo en la sombra? «Todo el mundo tiene su parte buena y su parte mala. Las cosas no son blancas o negras; hay muchos grises. No todos somos santos o diablos», responde. «Eso es muy Alonso y muy gallego», apostilla su compañera.

«Yo creo que Alonso, de base, es un personaje noble. No sé si es bueno o malo, pero es un personaje noble, que tiene sus ideas claras y que intenta luchar siempre por la unidad familiar. Tiene siempre buenas intenciones, pero también muchos obstáculos a su alrededor, y él intenta conservar la armonía de algo muy importante para él, la familia, y en el camino tiene que hacer sacrificios con su mujer, sus hijos…», defiende su intérprete, que ni confirma ni desmiente el número de amantes e hijos que tiene realmente el personaje. «Queda mucha Promesa por delante para que lo vayamos averiguando», añade.

Lo de Eva Martín y Manuel Regueiro, como un matrimonio de larga duración más o menos bienvenido, es pura química, pues física no hay mucha en La Promesa. «Nuestras escenas [de cama] son siempre fuera de cámara», bromea ella. «A veces hay gente que tiene química delante de la cámara, pero no fuera. O gente que tiene química tras la cámara, pero no delante. Es un misterio», se pone más seria.

El actor cree que Cruz está más enamorada de Alonso que ella de él. Su compañera de reparto le contradice: «Ella está muy enamorada de su marqués, pero entiende el amor de maneras muy peculiares». Da la sensación de que no es la primera vez que Martín y Regueiro discuten sobre quién quiere más a quién. «Un matrimonio así, hoy en día, piensa ‘Se habrían divorciado’. No se sabe. Hay matrimonios que llevan muchos años juntos y, a pesar de que están todo el día discutiendo, hay un pegamento que no se puede deshacer tan fácilmente. Y evidentemente se quieren a pesar de que se tiren los trastos a la cabeza. El amor y la vida tienen recovecos muy difíciles de desentrañar», defiende la actriz.

Regueiro cree que han interpretado a un matrimonio «supercreíble» desde el primer capítulo. Martín lo corrobora a tenor de la opinión pública: «La gente por la calle nos para y nos dice que parecemos un matrimonio de toda la vida». Ya lo saben: hasta que la muerte los separe. «O similar», puntualiza Eva Martín.

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