Hay momentos en la vida que duran muy poco en comparación a lo mucho que se esperan. A veces, pasan de manera fugaz, pero, en ocasiones, tienen su lugar en la eternidad. Las Fallas, una de las valiosas señas de identidad de los valencianos, son un ejemplo de su efimeridad. El sentimiento que generan es incomparable al espacio temporal que ocupan. Cuando más se saborean, y más se disfrutan, desaparecen y la cuenta atrás, en ocasiones eterna, vuelve a empezar. No obstante, el Levante y su afición, que desprenden orgullo por sus colores, un sentimiento granota inalterable y valencianía por todos sus costados, llevan años suspirando por un ascenso a Primera División. Por un regreso a la élite que les devuelva al lugar que les corresponde y les permita dejar atrás los tormentos de las últimas temporadas. Subir a la máxima categoría no tiene una fecha programada como las Fallas, pero en las profundidades del Ciutat de València existe la sensación de que este puede ser el año. Desde la prudencia, la humildad y con los pies en el suelo, pero inmersos en una pelea que les permite ilusionarse con una hazaña que entraría de lleno en la eternidad levantinista.
Los futbolistas dirigidos por Julián Calero, que asaltaron puestos de ascenso directo tras ganar al Cartagena y conseguir su tercera victoria consecutiva, vivirán las fiestas desde el presentimiento de que el trabajo, el empeño, el compromiso y la persistencia que emplean diariamente en la Ciudad Deportiva de Buñol será recompensado una vez finalice la temporada. Sin embargo, en medio de su mejor dinámica de resultados, y con toda València celebrando su semana grande, buscan encender la llama del ascenso a Primera División asaltando El Alcoraz. Vicente Iborra, capitán del equipo, ídolo en el levantinismo y fallero, también quiere avivar en Huesca el fuego de la ilusión. Triunfo del Levante y Fallas en la capital del Turia. No existe mejor combinación para cualquier granota. «Conseguir los tres puntos sería perfecto. Sería seguir con la racha, continuar arriba, seguir ilusionados, poder disfrutar de las Fallas con una sonrisa… Sobre todo por la afición, que tanto se lo merece y tanto sufre con nosotros», aseguró el ‘10’ en SUPER.
Es inevitable sentir que el Levante, tras registrar tres victorias seguidas por primera vez este curso, que le mantienen vivo en la batalla por el ascenso a dos meses y medio de terminar la temporada regular, se desplazará a tierras oscenses con sus mejores galas y con la intención de aprovechar el bache que sufre la SD Huesca. La semana pasada, ante el Tenerife, cayó derrotado (2-0) y concluyó una racha de 14 encuentros sin conocer las sensaciones que produce perder. Además, las bajas azotan al equipo de Antonio Hidalgo, que no podrá contar con seis elementos fundamentales en su columna vertebral, pero que apurará sus opciones de contar con su jugador más diferencial: Patrick Soko, cuyas ausencias esta temporada no se han traducido en victorias (3 empates y una derrota). «El otro día, en el entrenamiento, no se resintió para nada. Son situaciones que van pasando, molestias que tienen los jugadores, y tenemos que ver el riesgo que queremos correr con Patrick», aseguró el técnico del Huesca.
Pese a ello, ni Vicente Iborra ni el Levante, que solo cuenta con la ausencia de Manu Sánchez por lesión, piensan que tendrán facilidades sobre el terreno de juego de El Alcoraz. Sin embargo, en ilusión, en ganas y en ambición nadie les gana en la categoría de plata. El fútbol decidirá, pero una victoria en Huesca sería la guinda para encarar los días grandes de Fallas desde la euforia y con la ilusión por las nubes. «Qué mejor manera de celebrarlo todos juntos que con una victoria en un estadio complicado, ante un rival difícil, pero con la ilusión intacta», comentó el capitán en SUPER. La mecha de la ilusión ya está prendiéndose. La traca del ascenso, si el Levante sigue así, seguro que se dinamitará más pronto que tarde.